Este viernes, desafiando al todopoderoso black friday –¿no es, también, una forma de diseño, a su manera? Diseño de mercadotecnia, vamos–, se inauguró en el Palacete del Embarcadero una excelente muestra de que en Cantabria se diseña mucho y muy bien. Como colofón a ‘Tipos’, un certamen de diseño gráfico que incluye además cursos y actividades paralelas, esta tercera edición se cierra con una exposición colectiva que supone una oportunidad que ni pintada para acercarse al trabajo de cuatro diseñadores de Cantabria capaces, cada uno en su ámbito, de situar al diseño de la región en la primera categoría nacional. Aquí no hay ofertas de bajo coste, sino profesionales que se convierten en auténticos creadores. Pero vayamos por partes:
PorEnde es el estudio gráfico de Jesús Allende, un diseñador más que curtido en el mundo editorial; licenciado en historia del arte, ha acercado el románico al lector contemporáneo con la excepcional enciclopedia de la fundación Santa María la Real. También es el responsable de algunas de las mejores cubiertas de libros cántabros: es el grafista de cabecera de la editorial Valnera.
Sara Morante irrumpió hace una década en el mundo del libro y en ese breve plazo se ha convertido en una de las ilustradoras más cotizadas del panorama nacional. Su estilo personalísimo ha convencido a editores y lectores pero, más allá de lo depurado de su técnica, el secreto radica en su íntima relación con la literatura, que late en cada una de sus piezas. No en vano, es autora de una novela más que notable.
En el ámbito musical, hace una década que la imagen del Santander Festival –el ‘Summer’ para los nostálgicos– lleva el sello de Miguel Losada y su estudio Pizzicato. Le conocíamos por sus carteles espectaculares –a buen seguro, mucho del éxito del festival se debe a la cuidadísima imagen, a la altura de los mejores eventos internacionales–, pero con esta muestra descubrimos que su ámbito creativo abarca muchísimo más que la música; basta con echar un vistazo a la tabla de surf sobre la que ha intervenido.
Y el broche final lo pone Marc González Sala, el responsable de que las páginas del Diario no hagan más que llevarse premios en certámenes nacionales de diseño de prensa. Esta exposición nos descubre que, además, es un poeta visual, en la línea del mejor Brossa. Su obra ‘Realidad’ merecería todo un catálogo.
Si esto fuera un proverbio chino, podríamos decir que uno no es escritor hasta que le ha ilustrado Sara un libro, le ha firmado una portada Jesús Allende, sale en un cartel de Miguel Losada y le ha maquetado un artículo en el Sotileza Marc González. Aunque más bien parece el sueño de un bibliófilo, semejante póquer. De lujo. El que suscribe, por el momento, todavía va por la pareja. Pero no renuncia a la esperanza de doblarla.