El bonito picado y aderezado con sal, ajo, cebolla, perejil, huevo batido, pan remojado en leche o agua y harina nos sirve para hacer unas sabrosas albóndigas a las que podemos acompañar con una salsa rubia o de tomate. Y con la misma masa, prescindiendo quizás del ajo y el pan y sumándole pimienta y orégano, podemos preparar unas deliciosas hamburguesas. El bonito puede sustituirse, en su temporada, por el verdel, la merluza, el rape o el emperador, entre otros. No hay que poner fronteras a nuestros platos.
Para mi gusto, como mejor queda la masa es cuando el pescado se pica con el cuchillo. Hoy, en cualquier puesto de la Plaza de la Esperanza o en su pescadería habitual le separan por cuartos los lomos de cada rueda de bonito que quiera. Luego, solo hace falta un poco de paciencia y mucho cariño para que el producto encandile.