El temporal que sufre Cantabria sale publicado hasta en periódicos de la China. Desde Hamburgo (Alemania) mi amiga Dagmar Sanz cuelga en su facebook una foto con las grandes olas “abrazando” el faro y la isla de Mouro. No entiendo nada de alemán, pero se ve con claridad la foto y la palabra mágica: “Santander”. Hablo de este asunto bajo el “Tendido Nando Yosu” de la bodega San Fermín, en la calle Tetuán. Mi asistenta Daisy se entera de que en su Cuba ya se puede comprar un coche nuevo o de segunda mano. Y hace una reflexión: «Está bien, pero los cubanos no ganamos ni para una bici». En el restaurante santanderino de Luis Aguado, hijo de Mayte “Commodore”, me encuentro con el pintor Fernando García Valdeón. Su hiperrealismo me conmocionó cuando lo conocí. Ahora anda por otros derroteros artísticos. Me gusta. Expondrá en el Palacete del Embarcadero en mayo. En el Paseo de Pereda ha inaugurado su nueva tienda “Godofredo”. Es comercio veterano, desde 1922. Mantiene sus chubasqueros míticos. Lo que no tiene, está llegando. Siempre lo decía el recordado Pepe Godofredo. Siguen las rebajas en las tiendas. Leo en la prensa una noticia liberadora. El 70% del cuerpo es agua. Así que resulta que no estamos gordos, solo “inundados” o “empozados”.
En la Semana de la Moda de Madrid desfilan creaciones de dos cántabros: la ropa de mujer de Ángel Schlesser (hoy sábado) y los bolsos y zapatos de Beda Herrezuelo (el lunes). Éstos saldrán con las creaciones en piel de Miguel Marinero.
El sacerdote santanderino Alberto Gatón asciende a capellán comandante y ha sido condecorado de nuevo por su trabajo en misiones en el extranjero con el ejército español. Está deseando venir de permiso a “la tierruca”. Mientras, le cuento como ha quedado El Sardinero, arrasado por el temporal y como se ha cebado, entre otros locales, con el restaurante “El parque”, de la familia Trueba. Recuerdo mi infancia corriendo por esa playa y comiendo en la terraza tortilla y pimientos. Al frente estaba Basilio Trueba. Su hija Mari y su esposo Alejandro le sucedieron. Y a estos, sus hijos. Tercera generación.