A John Manley, un operario de excavadoras de Liverpool, se le acabó la paciencia después de esperar infructuosamente que le pagaran por su trabajo, y este lunes se subió a su pala y se encaminó hacia la entrada del hotel Travelodge, el mismo que acababa de ayudar a construir, y pasó por la puerta sin bajar de su excavadora. La entrada, los techos, las escaleras… todo un destrozo, perfectamente documentado en los videos que circulan por la red. Y todo por seiscientas libras, que al cambio deben de salir por un pico, pero que así a vuelapluma tampoco parece una cantidad como para andar emulando a ‘Demolition Man’.
Sobre todo, porque la broma es probable que le salga bastante más cara. Como hacer un pan con unas tortas. Entre el destrozo material, los perjuicios por el retraso en la apertura y el lucro cesante y los daños a su imagen pública, probablemente los morosos acaben haciendo negocio a costa del obrero, que pagará a precio de oro los platos rotos. Que lo mismo con las seiscientas libras no le llega, vamos. Unas cinco veces más va a costar reparar la recepción del hotel, o eso han declarado las ‘víctimas’ del palista.
Lo de tomarse la justicia por su mano –o por su pala (excavadora), en este caso– no suele resultar una gran idea. La ley del Talión anda algo desfasada, y por mucho que los tiempos estén muy achuchados, la justicia colapsada y la culpa sea del Brexit, eso de dejarse llevar por un calentón suele acabar entre muy mal y de la peor manera. Por ejemplo, con The Sun descacharrándose de ti.
O, al menos, eso ocurría hasta que las redes sociales llegaron para arreglar el mundo. Y es que a un colega suyo, un tal Jack Warren, se le ocurrió organizar una campaña de apoyo, con colecta incluida, para costear la más que previsible indemnización que tendrá que pagar Manley, que sólo en abogados va a palmar el sueldo de los próximos meses, y más allá.
Al pobre John se le fue la cosa de las manos, claro, pero parece que su historia logra despertar la solidaridad de muchas personas; quién sabe si porque hayan sufrido los abusos de algún mal pagador, de despiadados empresarios o porque eso de romperlo todo y derribar lo que se te ponga por delante, además de ser muy peliculero, a todos nos ha apetecido hacerlo alguna que otra vez. Pero como todos somos muy respetuosos con las leyes –o temerosos de la ‘justicia’, más bien–, al final todo ha acabado como en una peli de Frank Capra: libra a libra, en la cuenta de Gofundme.com ya llevan recaudadas más de seis mil, y subiendo. Si es que, en el fondo, somos buenos. Muy buenos, incluso. Pero que no nos la líen y nos dejen las llaves de una excavadora. Mejor que no nos pongan a prueba.