Brillo en ataque y agujeros en defensa
A veces dan ganas de recordar a todos los innovadores del fútbol que, en realidad, en este juego todo o casi todo está ya inventado. Y es que viendo el último partido del Racing lo menos que le viene a uno a la memoria es aquella promesa del seleccionador más brillante –en el plano teórico, claro, que como todos sabemos dista tanto de la práctica– que jamás hayamos tenido, aquel José Emilio Santamaría que poco antes del mundial de Naranjito anunció que su plan era que España «defendiera como Italia y atacara como Brasil». Claro que entonces la selección no era todavía ‘la roja’, y ya había dejado de ser ‘la furia’, y la cosa quedó en tierra de nadie.
Pero Santamaría, en cualquier caso, sabía de lo que se hablaba: este es un juego en el que hay que atacar, pero también defender. Aunque a algunos entrenadores hay que recordarles todo lo contrario –que a veces también hay que subir y buscar la puerta contraria–, lo cierto es que el Racing de Ania, después del pequeño chasco en el debut contra el Sanse –un gol en media oportunidad, tras un encuentro en el que no se vio al equipo dominador que había prometido el míster– mostró una cara muy diferente en Anduva, en el que presumiblemente sea el duelo directo más importante de esta temporada, y que ambos equipos se tomaron con tantas precauciones como intensidad.
Sin embargo, la construcción de un equipo es un proceso lento y laborioso, y aunque el Racing de Ania rayó a muy buen nivel en la primera parte, ofensivamente hablando, en su debe hay que anotar algunas lagunas defensivas que costaron dos puntos, y pudieron terminar en derrota. Y es que la primera parte la encarrilaron los verdiblancos gracias, fundamentalmente, a un Enzo Lombardo en estado de gracia, escoltado con mucho acierto por un Berto Cayarga muy activo, pero que no consiguió llegar a posiciones realmente peligrosas. Los rojillos, durante muchos minutos, parecieron a merced de un Racing que encaraba por las dos bandas y que, pese a no conseguir conectar con un Jon Ander inédito –seguro que refrendaría aquellas declaraciones añejas de Xisco, asegurando que marcar un gol en el Racing jugando de nueve es misión imposible–, desquiciaron a una defensa tan bregada como la de Paris, Melli o Kijera.
Sin embargo, y como bien sabía Santamaría, en el fútbol no todo es atacar, a menos que tu estrategia defensiva sea tener el balón en exclusiva –que no es el caso, obviamente–. El talón de Aquiles del Racing de Ania está en la defensa: lo mismo que el Sanse llegó tres veces a línea de fondo, o la Cultu en el Trofeo de la Galleta, los mirandeses parecían tener la lección bien aprendida y percutieron por las bandas hasta lograr más de una decena de saques de esquina a favor sólo en la primera mitad.
Pero si en el primer tiempo falló la defensa –aunque es cierto que el gol del empate debería haber sido anulado, por la clamorosa falta del rival–, en la segunda ni defensa ni ataque: el Racing se diluyó tanto, que puede darse por satisfecho con el empate. Por mucho que Ania enfilara la rueda de prensa visiblemente mosqueado, mascullando que «este juego consiste en meter un gol más que el rival».
Los que estuvieron de diez, esos sí, fueron los de siempre: unos aficionados que dieron color al tostadero de Anduva, ese graderío que parece portátil pero que tiene pinta de que va a quedarse allí para siempre. Se merecieron ese saludo final, aquí sí, les brindó el equipo.http://directos.eldiariomontanes.es/Event/En_directo_Mirandes-Racing/1137179315