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El editor Luis Solano visitó Santander el martes 29 de noviembre para presentar la gran apuesta de la temporada de Libros del Asteroide: ‘Años salvajes’, unas memorias literarias y surferas del escritor y periodista estadounidense William Finnegan, que le valieran la concesión del Pulitzer de este año.
Hemos conversado con Luis Solano, quien una década al frente del sello independiente puede presumir de haber introducido en España a autores como Robertson Davies y revalorizado a otros Manuel Chaves Nogales.
El premio Pulitzer, un gran revuelo mediático y cifras de venta mareantes son una carta de presentación impresionante para cualquier publicación. ¿Realmente ‘Años salvajes’, de William Finnegan es el mejor libro sobre surf que se haya escrito nunca?
Sí. No se ha escrito tan bien sobre surf, sobre todo porque nunca se había dado la extraña coincidencia de que un escritor extraordinario, uno de los periodistas estadounidenses más importantes del principio de siglo, que podría haber ganado el Pulitzer con alguno de sus reportajes, fuese además un consumado surfero y quisiese escribir sobre ello. Es una coincidencia realmente irrepetible.
¿Qué tiene el surf tan apasionante? Porque sus incondicionales acaban convirtiéndolo en un modo de vida, como bien demuestra ‘Años salvajes’.
Creo que basta enumerar los elementos que pone el juego el surf para que se entienda las pasiones (y adicciones) que levanta: aventura, comunión con la fuerza de la naturaleza, actividad física, juego (ya que es una actividad puramente recreativa), belleza (es indudable que la imagen de un surfista haciendo piruetas sobre algo tan poderoso como una ola es algo bello), peligro (a partir de determinado tamaño las olas son realmente peligrosas y el surfista se pone en peligro cada vez que entra al mar). Es un cóctel tan bueno que no me extraña la adicción que genera.
Los que no seríamos capaces de resistir sobre la tabla ni la primera ola, ¿qué podemos encontrar en el libro?
Las memorias de un escritor y periodista americano que se forma de la manera menos convencional que uno podría imaginar, una fascinante historia de aventuras, una reflexión sobre el ser humano, el amor y la familia, y un canto a la belleza y la fuerza del mar.
¿Cómo lleva ejercer de suplente de Finnegan? Acabará sintiendo el libro todavía más suyo…
He estado muy metido en el proceso de traducción, así que ya era un libro que tenía especialmente cercano. Además he tenido la suerte de acompañar al autor durante unos días recientemente mientras presentaba el libro en Madrid y Barcelona, con lo cual, pese al respeto que siento por el autor y la obra, espero poder hacer un papel razonable y decir cosas interesantes.
Finnegan tiene una biografía envidiable: viajero incansable, escritor, surfista, periodista… y además el Pulitzer. ¿No tiene miedo de que acabe convirtiéndose en un personaje novelesco?
No lo creo, me parece que su mayor miedo era que esa obsesión enfermiza por las olas que describe en el libro no lo hiciese quedar como un estúpido. Pero ese es precisamente uno de los éxitos del libro, que sabe explicar por qué algo que para algunos pudiera parecer una afición estúpida es, en realidad, algo apasionante.
Se ha valorado mucho la traducción de Eduardo Jordá…
Jordá ha hecho un esfuerzo formidable, sobre todo si se tienen en cuenta que el lenguaje sobre surf es mucho más limitado en castellano que en inglés. Desde el principio teníamos claro que el libro tenía que funcionar tanto con legos en surf como con expertos, razón por la que la traducción y su revisión han llevado más trabajo del habitual.
Libros del Asteroide cumple este mes once años, con más de un centenar de libros en su haber e implantada como una editorial de referencia dentro del panorama independiente nacional. ¿Esperaba llegar tan lejos cuando sólo era un proyecto?
La verdad es que sí, que cuando empezamos esperaba que la editorial estuviera donde esta ahora; otra cosa es que ahora me parezca que entonces era un inconsciente porque lograr una posición como la que hoy tenemos es mucho más difícil de lo que imaginaba hace once años.
¿Con qué títulos de su catálogo se siente más satisfecho? ¿Y cuáles le sorprendieron más?
Eso es como preguntarle a un padre a qué hijo quiere más… Es verdad que hay títulos que nos han ayudado a consolidarnos y que se han convertido en clásicos de nuestro catálogo, pienso en libros como ‘El quinto en discordia’ de Davies, ‘El maestro Juan Martínez’ de Chaves Nogales o ‘En lugar seguro’ de Wallace Stegner. Pero cada año hemos sabido encontrar uno o dos títulos que han logrado el favor de la crítica y el público y nos han permitido seguir creciendo y llegar a cada vez más lectores. De los últimos años pienso en ‘Canciones de amor a quemarropa’ de Nickolas Butler o Alice McDermott. Pero también podría mencionar ‘Viaje a la aldea del crimen’ de Ramón J. Sender o ‘De noche, bajo el puente de piedra’ de Leo Perutz que hemos publicado este año. Y no me olvido de ‘Años salvajes’ que creo que es uno de los mejores libros de no ficción que hemos publicado nunca.
Julio Fajardo, Marcos Ordóñez… ¿Qué responde a los que echan de menos más apuesta por los narradores españoles?
Que no se impacienten, que vendrán más, pero que queremos que sean igual de buenos que los dos que acabas de mencionar. Vamos lentos, pero seguros.
Esta semana coincide en Santander con otro editor, Enrique Redel, director de Impedimenta. Ambos forman parte de Contexto, un grupo pionero en aunar esfuerzos editoriales. ¿Hace falta más unidad en el libro independiente?
Yo creo que ya hay bastante solidaridad entre librerías y editoriales, no creo que se le pueda reclamar más al sector, sólo espero que se mantenga igual. Lo que sí tengo que reconocer es que para nosotros el pertenecer a Contexto ha sido clave en nuestro éxito.