Reparto: Carmen Machi, Paco León, Luis Bermejo, Julián López, Bárbara Santa-Cruz, Manuel Huedo, Rebeca Sala, Manel Fuentes, Horacio Colomé, Jorge Asín, Marisol Aznar, Alfonso Lara. Género: Comedia| Salas: Cinesa y Peñacastillo
Es tan sencilla e ingenua que dan ganas de abrazarla. Parece un aparato lúdico, de club de baile de barrio y catarsis en danza. Musical encubierto, quizás tímido y volatinero, que apela al costumbrismo y lo popular, ‘La tribu’ se basta con el oficio de su director, aquí con más medios, y la solvencia y solidez de sus intérpretes. La exposición pública y el desnudo en las redes, la fuerza social de la reivindicación, el orgullo de la supervivencia subyacen o se revelan tras una historia de mujeres trabajadoras, madres y luchadoras natas que se valen del baile para canalizar su espíritu de complicidad, solidaridad y reconocimiento. Y entre ellas un gag simbólico con la desmemoria como protagonista que ayuda a poner la crisis en danza. Lástima que el guion sea tan endeble, lo que obliga a que la trama avance a trompicones entre cierto aire insustancial y repentinos pasos de talento que dejan entrever la película deseada. Fernando Colomo venía de posar con naturalidad un documento muy personal, ‘Isla bonita’, que tenía mucho de declaración de principios y amor al cine. ‘La tribu’ empapa la realidad con una pareja de actores excelentes, como Carmen Machi y Paco León, y unos buenos secundarios que permiten tapar las fisuras de una historia en la que, entre la danza urbana y el ritmo, se cuelan las caras desajustadas de una sociedad a la intemperie, plena de desperfectos. En este sentido, aunque sin profundizar lo suficiente, el filme se adscribe a esa mezcla de neorrealismo, guiños televisivos, canto social y cinematográficamente, por afinidad, a un espacio construido a lo ‘Full Monty’. Una comedia con algo de neorrealismo estrujado, musical soñado no practicante y pasaje entre lo popular y transparente, y lo oculto, cobarde y anónimo de quienes tiran de la cadena de la crisis. El desempleo, la calle, el paisaje urbano de una Cataluña en la que asoman las esteladas en los balcones contribuyen a que la ficción no solo tenga el maquillaje de género, sino la textura de la actualidad. Pese a ese predominio de lo frívolo, la comedia a veces enseña sus dientes y curiosamente alcanza dos o tres momentos intensos de melodrama que los protagonistas aprovechan para extraer todo el jugo gástrico y ácido de fondo, donde el guion no llega. Hay carisma en la envoltura pero falta cuerpo y densidad a la historia que baila en la superficie, tan pronto en la cuerda floja como en el alféizar de una cinta donde, a veces, la espontaneidad parece descuido y los hallazgos, casualidad. Le sobra simpatía y le falta músculo para levantar las pesas sociales que va dejando en el camino. Una coreografía popular a la que ‘la llamada’ a bailar se le queda corta, pese a su calidez periférica a raudales y su muy buena sintonía.
Guillermo Balbona comenta la actualidad cinematográfica y los estrenos de la semana
Sobre el autor
Bilbao (1962). Licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense. Ser periodista no es una profesión, sino una condición. Y siempre un oficio sobre lo cotidiano. Cambia el formato pero la perspectiva es la misma: contar historias.