Alibi.com, agencia de engaños
90 min. Francia
Director: Philippe Lacheau.
Guion: Julien Arruti, Pierre Dudan, Lacheau.
Música: Maxime Desprez, Michaël Tordjman.
Fotografía: Dominique Colin.
Reparto: Philippe Lacheau, Élodie Fontan, Julien Arruti, Tarek Boudali, Didier Bourdon, Nathalie Baye.
Género: Comedia
Salas: Cinesa y Peñacastillo.
En ocasiones sus gracietas provocan un sarpullido de vulgaridad. Pertenece al otro lado de la comedia francesa y se regodea en cierta mirada sociológica sobre el eterno enredo de parejas, géneros y sexos que en España parece haberse instalado definitivamente en las series corales televisivas. ‘Alibi.com’ parte de una buena idea pegada a las redes sociales, las nuevas formas de relación y la mentira, el engaño y la seducción como eternos mecanismos de confrontación. Philippe Lacheau, también actor, es el responsable de esta sopa de gansadas escatológicas, racistas, sexistas y con cierto aire contaminado entre los hermanos Farrelly y la incorreción política de Sacha Baron pero sin la chispa provocadora de los primeros ni el dardo afilado del segundo. Gags infames, frases que dan vergüenza ajena, machismo a raudales y un sentido del humor de machito chistoso que apesta a pose y a retrógrada y reaccionaria mirada. De este modo el popular actor y director francés, procedente de la pequeña pantalla, se queda en tierra de nadie. Su película, agencia de engaños (el primero casi al espectador) se instala entre la comedia sofisticada, la más frecuente en el país vecino, y ese segmento de humor zafio que para dominarlo con sutilidad requiere de mucho talento y finura. De ambas cosas no anda precisamente sobrado. Jugar con la infidelidad y el gamberrismo y además aplicar una mirada moralista requiere de mucha soltura y sangre fría y, por el contrario, Philippe Lacheau se toma el filme como si fuese una velada de amigotes a ver quién la tiene más larga. Entre De Funes y Van Damme, a los que rinde homenaje con citas y parodias estridentes, ‘Alibi.com’ contrapone a la mirada costumbrista tan en boga ahora (Bienvenidos al norte), esta farsa burda, bufa y grosera que provoca estupefacción más que risas. Ya saben, mascotas maltratadas (lo del perro ya huele), chistes de cuñados, parodias regionalistas y la falta de tacto para sugerir situaciones jocosas con su adecuado latido y ritmo, hunden poco a poco la apuesta alternativa que pretende su cineasta. Hay algunos gags aislados que son la excepción como el personaje que padece narcolepsia o la batalla de tubos de neón con artefacto mata moscas. Con un guion tan endeble que parece parcheado con ocurrencias, el filme arranca con alguna sorpresa prometedora al jugar con la agencia que da título a la ficción y las dobles vidas nada infrecuentes. Pero enseguida deposita toda su energía en buscar ese gag o chiste que suponga un toque de atención pese a su permanente mal gusto. El responsable de la taquillera ‘Se nos fue de las manos,’ y su correspondiente secuela, parece haber encontrado un filón en este terreno que pisa abono pasado de rosca. Caricatura, disfraz y parodia en un combinado sin medida que se traga sin querer. Una de cuernos que va de vodevil y comedia amena y se postula, sin embargo, como gamberra y soez nadería. Pese a que conserva todo su talento da grima ver a Nathalie Baye metida en este alborotador cajón de sastre inclinado hacia lo más superficial.