Verónica
Verónica 2017 105 min. España
Director: Paco Plaza. Guión: Plaza, Fernando Navarro.
Música: Chucky Namanera. Fotografía: Pablo Rosso.
Reparto: Sandra Escacena, Bruna González, Claudia Placer, Iván Chavero, Ana Torrent, Consuelo Trujillo.
Género: Terror | Salas: Cinesa y Peñacastillo
L a a desazón que provoca ‘Verónica’ surge en buena parte de ese inquietante discurrir entre su raíz real y su hipérbole fantástica. Pero al tiempo esa es su propia boca del lobo y su trampa. Paco Plaza oscila con ambigüedad y cierta indefinición entre un thriller metafórico que recrea un caso policíaco con connotaciones paranormales y el desembarco radical en el canon del género. Cuando el filme vuela como un verso libre, en especial en su arranque, la atmósfera sutil y la metáfora del miedo a crecer, la pesadilla adolescente y el simbólico eclipse de la sombra que se interpone en la trayectoria vital enuncian una película que luego sufre un apagón. Las concesiones a los estereotipos de género, entre subrayados musicales y efectistas sorpresas diluyen la personalidad de la apuesta. ‘Verónica’, rodada con contundencia y solidez, maneja con soltura a los niños que llevan el peso de este caso Warren español, de barrio madrileño, colegio de monjas, ouija y fascículos de parapsicología. Es más una España heredera de Jiménez del Oso que de Cuarto milenio. Y es en ese contexto sociológico, metafórico e íntimo donde Verónica muestra más peso y claridad. El resto, pese a su eficacia y su consistencia, es un catálogo una veces riguroso, otras burdo, de los estándares del poltergeist hogareño, entre objetos que adquieren vida propia y visitas del más allá. Hay, en este sentido, personajes demasiado estereotipados como el de la monja que todo lo ve y figuras desaprovechadas, como la de la madre, que encarna Ana Torrent, que hubieran potenciado esa frontera entre lo doméstico y lo desconocido. El cineasta de ‘Romasanta’ y la saga ‘REC’, con banda sonora de Héroes del silencio,se sitúa no muy lejos de la reciente ‘Crudo’, una descarnada y explícita visión sobre el tránsito adolescente hacia lo adulto. Ese estado emocional –los simbolismos cinéfilos con la presencia de Torrent llevan al espectador hasta ‘Cría cuervos’ e incluso ‘El espíritu de la colmena’– es el territorio más atractivo pero menos explorado por ‘Verónica’. En cambio Paco Plaza se empeña en adentrarse, con influencias claras y honestas, en una pesadilla castiza de sobresaltos, entre James Wan y Chicho Ibáñez Serrador, que va minando la metáfora para terminar de encajar en los envases estereotipados del mainstream. Su particular expediente Vallecas contiene factores genuinos y un seductor campo minado para el escalofrío capaz de mostrarse en una barriada obrera exenta de coartadas fantásticas. Lástima que el Plaza poseído por los mandamientos del género, que tan bien sabe, acabe venciendo al Plaza más sutil que en muchos tramos de su propuesta había logrado forjar un imaginario habitado por sombras familiares, tan cercano como profundamente agitado.