Rocco y sus hermanos
1960 170 min. Italia
Director: Luchino Visconti. Música: Nino Rota.
Fotografía: Giuseppe Rotunno.
Reparto: Alain Delon, Renato Salvatori, Annie Girardot, Katina Paxinou, Claudia Cardinale, Spiros Focas, Max Cartier. Coproducción Italia-Francia.
Género: Melodrama.| Sala: Bonifaz. Filmoteca de Cantabria. Esta semana.
Pocos cineastas han cuidado con tanto mimo a sus criaturas como Visconti. Uno de los exponentes de esta mirada reside en ese melodrama pasional que escapa de encasillamientos, pese a su adscripción como una de la biblias del neorrealismo, es ‘Rocco y sus Hermanos’, la epopeya de una familia del sur que emigra al norte en busca de un futuro menos sombrío y pesimista. Aunque trazó una de las trayectorias más personales, artísticas, intelectuales y planificadas de la historia del cine, el propio cineasta italiano guardaba en un pedestal personal a este filme icónico en muchos aspectos, con esos personajes encarnados por Alain Delon, Annie Girardot y Claudia Cardinale en una obra de cámara que fundía la mirada social con el drama de la emigración y la disección familiar. La Filmoteca de agosto se adentra en su dedicatoria al cine italiano con este documento magistral sobre la crítica y la conciencia social, la descripción emocional, a modo de fresco, que deja en tres horas uno de los trabajos más exquisitos del cineasta aristócrata milanés. Los contrastes sociales, psicológicos y culturales de la familia siciliana en su adaptación al norte, las colisiones entre microcosmos, los clanes y tribus, lo matriarcal y el refugio familiar se combinan entre el academicismo, la medida grandilocuencia y la composición casi de un retablo personal en el que los nombres de los hermanos encadenan y entrecruzan situaciones y destinos. No obstante, Rocco y Simone encauzan la narración como adalides de dos forma de ver y representar la vida entre la ingenuidad, la bondad y la brutalidad, a la postre todas dañinas. «Crecí en un barrio italiano, en el Lower East Side de Nueva York, y los fines de semana la televisión local pasaba películas italianas en versión original y todos nos juntábamos a verlas. Recuerdo que miraba a mis padres admirar aquellas películas sabiendo que era la primera vez que veían en lo que se había convertido su patria», dijo Martin Scorsese, artífice de la reciente restauración del filme de Luchino Visconti de 1960. El pulso y el combate de la vida y el trasfondo pugilístico sirven de metáfora cruel de un filme que subraya en acciones paralelas el tramo final del destino de sus personajes. Thomas Mann y Dostoiewski asoman como referentes de la historia, aunque Visconti logra llevarlo a su terreno y universalizar el relato de unos emigrantes que luchan por permanecer unidos bajo la complicidad del núcleo familiar, amenazado por otras formas de vida. Un último ejercicio de mirada al realismo crítico. La escena final del pequeño de la familia ante los carteles es una de esas imágenes imperecederas del cine. En este caso símbolo iconográfico de una Europa en transformación, duelo de lo rural y urbano y definitiva fuga de valores.