Tristana
1970 98 min. Director: Luis Buñuel.
Reparto: Catherine Deneuve, Fernando Rey, Franco Nero, Lola Gaos, Antonio Casas, Jesús Fernández, José Calvo. Coproducción España-Francia-Italia.
Género: Drama
Sala: Bonifaz. Filmoteca de Cantabria. Esta semana. Ciclo Buñuel
Tiene tanto de complejidad como de extraña lírica. De sencillez como de dietario de una obsesión. El mecanismo Buñuel se revela con su sinfonía desbordante e incisiva: ese estilo sin estridencias aquí salpicado de desgarros freudianos, humor desnudo y una lírica salvaje, primaria, honda. ‘Tristana’ es Benito Pérez Galdós pero en esta encarnación y visualización es, sobre todo, Buñuel en estado puro. Una adaptación inteligente que el cineasta de ‘Viridiana’ abona con esa facilidad suya para la fascinación, para generar un ecosistema propio en el que conviven obsesiones, sueños, moralidad, con la ironía y un recorrido por los referentes culturales. Primera cinta que el director aragonés pudo rodar en España tras su exilio, en ella asoma de nuevo la crítica a la moral burguesa. Un juego de contrastes y paradojas, de miedos y deseos. En este equipaje, ligero gracias a las excelentes interpretaciones, ‘Tristana’ es un giro sutil y directo a la identidad y la condición humana. Frente a toda norma, alejado de la ley escrita, el cineasta de ‘Belle de jour’, recorrido este verano por la Filmoteca, toma como coartada el documento literario nacional para adentrarse después en su microcosmos ácido y cruel, donde cabe el humor negro, el surrealismo, la irreverencia y la mirada crítica. Fernando Rey y Lola Gaos y, en menor medida Catherine Deneuve, compusieron un retablo rotundo a la hora de edificar todos los factores humanos del universo Buñuel. Tras ‘Nazarín’ y ‘Viridiana’, llegó a la pantalla el Galdós de Tristana en los setenta con una joya en su interior –el trabajo de Fernando Rey, alter ego del cineasta, que encarna a Don Lope– que singulariza e independiza el filme del libro hasta donde el cineasta ajusta sensaciones, en una mezcla de deseo y control. El filme refleja sin concesiones toda la hipocresía, el anclaje y lo inamovible de unas tradiciones que esconden comportamientos retrógados y gestos de poder muy duros. Los cambios y conversiones que sufren los personajes y el juego de contrastes sustentan otro de los atractivos del filme. Esa constante cadencia entre inteligencia y libertad, diapasón de Buñuel, marca el ritmo y la tensión de la historia. Belleza negra, dolor, rebelión y represión son los componentes de la trilogía galdosiana, que en el caso de ‘Tristana’ se subraya entre la sobriedad y lo lineal, sin esteticismos, extendido como una capa sutil que impregna ese dulce amargo que destila la película por todos sus poros.