Música: Pepe Begines. Fotografía: Fran Fernández Pardo.
Reparto: Alberto López, Alfonso Sánchez, Carlos Olalla, Carlos Urban.
Género: Comedia | Salas: Cinesa y Peñacastillo
Si la cosa pretende ser tan patética como algunos de los fragmentos y espejos nada deformantes de la realidad que retrata, este diálogo eterno entre compadres lo consigue. El duelo permanente pasa por jugar a la ruleta rusa entre ser gracioso y tener gracia. ‘El mundo es suyo’ va de la picaresca eterna a los caraduras ocasionales, entre cierta silueta sociológica de la España de hoy (donde antes eran ‘las autonosuyas’ ahora es el colegueo de complicidad, corrupción e instalación en el ‘me parto’) y el itinerario por los estereotipos: el taxista, el pisito de la droga, los señoritos y los parásitos, los partidos y sus intereses y hasta la mafia rusa ganando terreno entre tantas salsas. El tándem formado por Alfonso Sánchez (actor y director) y Alberto López, tras una sucesión de cortometrajes y la realización de ‘El mundo es nuestro’ regresa con una entrega que se reafirma en su carácter de comedia popular a través de esta especie de zipi y zape adultos, los Rafi y Fali que aquí sufren la persecución hasta de sus sombras. El argumento es estupidizante, el macguffin es un traje de primera comunión y el ejercicio cómico se fundamenta en la reiteración de gags verbales y en una peregrinación sevillana tan cansina como supuestamente eficaz a la hora de describir la tipología de la fauna y flora de la hipocresía y las miserias sociales. Por abusón y machacón, entre el vermú, el fino y el gin tonic, la cosa no funciona y el juego a lo dos tontos muy tontos resulta un tanto tímido a la postre pues se queda a media camino entre la caricatura y el absurdo. A veces todo parece un tebeo, una especie de trasunto de Mortadelo y Filemón de la pillería y el rebujito. Pero esto ya no es el territorio YouTube y la provocación o la conexión entre gamberrismo e indignación da paso a una parodia y un estilete crítico que se agradece pero que no siempre acierta ni con la punta del dardo ni con la diana. Una especie de ‘Jo, ¡qué noche!’ pero bajo el sol de Sevilla, el delirio y el esperpento malamente encajados, o conviviendo bajo la dictadura de dos personajes que tratan de imponerse hasta cuando el guion pedía otra cosa. ‘El mundo es suyo’ discurre entre lo cafre y el esaborío, y la jarana con banderitas española de pulserita y cinturón y los zapatos castellanos. Todo es endogámico y excesivo con lo que la posible fuerza de la gracia se pierde sin remedio, especialmente en un arranque deslavazado. Una especie de resacón andaluz, de gazpacho de compadreo y tópicos refrescantes, que pasaría por ser la versión vulgar y de barriada de Azcona y Berlanga. Entre la cigalita y la copa de balón, marchando una de sevillanas con más amago de salero que de país zarandeado por la bufonada y pantomima carentes de finura.
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Sobre el autor
Bilbao (1962). Licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense. Ser periodista no es una profesión, sino una condición. Y siempre un oficio sobre lo cotidiano. Cambia el formato pero la perspectiva es la misma: contar historias.