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Guillermo Balbona

Fuera de campo

Más mantillas que torrijas

Mi querida cofradía
2018 90 min. España. Dirección: Marta Díaz.
Guion: Díaz, Zebina Guerra. Música: Javier Rodero.
Fotografía: Vanesa Sola. Reparto: Gloria Muñoz,  Pepa Aniorte,  Carmen Flores,  Juan Gea,  Rocío Molina, Joaquín Núñez,  Alejandro Albarracin,  Manuel Morón,  Rosario Pardo.
Género: Comedia. | Salas: Cinesa y Peñacastillo.

Singular por escenario, tono y, en ocasiones, potencia visual, esta ópera prima resulta un tanto anacrónica en el panorama de la comedia española. La Semana Santa y sus entrañas sirve, entre mantillas y torrijas, de iconografía para la debutante Marta Díaz, que también ejerce de coguionista. Todo el filme es una procesión en la que conviven y, más bien, colisionan la comedia costumbrista y los símbolos, metáforas y sutiles cargas de profundidad que describen un panorama crítico de la España actual y de la de siempre. El problema radica en el conservadurismo o la contención de la cineasta que se queda en el enunciado de sus intenciones y peca de prudencia. ‘Mi querida cofradía’, desigual en sus gags, poderosa en sus interpretaciones y en el cuidado y aportación de algunos de sus secundarios, se muestra, sin embargo, pecata a la hora de insinuar los dardos que hubieran domado el costumbrismo y, por ende, hubieran elevado la personalidad de la apuesta. Las tradiciones, los estereotipos, el machismo, lo inamovible por pereza, el qué dirán, los ecosistemas del ‘te miro y me miran’, los conflictos entre lo laico y lo políticamente correcto o el mero peso de lo religioso. Casi todo desfila en este vía crucis que fundamenta todo su argumento en una anécdota, en un enredo de vodevil y, que no obstante, esconde pretensiones más altas que casi nunca despliega. La imaginería barroca, la introducción de algún pasaje musical, la ironía visual asoman la patita bajo el capirote muy tímidamente, pero es entonces cuando la directora se suelta la melena y percibimos ese estilete dispuesto a depurar y diseccionar un paisaje en el que no todo es sacrosanto como parece. En paralelo, algunos encuadres y movimientos de cámara, la puesta en escena y el enfrentamiento sutil entre ritos, símbolos y el paisaje cotidiano revela esa otra película que parece dormir entre las apariencias. Hay demasiado respeto y escasa provocación en este pasaje de beatos y congregaciones, donde lo mejor es el arrebato comulgante feminista y lo peor, la falta de fe en lo que realmente se pretendía contar. Las excelentes Gloria Muñoz, Pepa Aniorte y Carmen Flores otorgan más autoridad a ese afilado discurso que subyace entre salpicaduras de humor negro, críticas a las instituciones retrógradas e incluso alguna que otra bofetada a la corrupción. Hay poso y madurez narrativa, una clara influencia de lo almodovariano a la hora de plantear ese costumbrismo cañí, pero el filme discurre en la cuerda floja como comedia por sus frenadas inoportunas. Más acidez y mala baba hubieran agitado ese diálogo de mantillas y torrijas que recorre la cinta. Fervor crítico entre la pasión y el ritual.

Guillermo Balbona comenta la actualidad cinematográfica y los estrenos de la semana

Sobre el autor

Bilbao (1962). Licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense. Ser periodista no es una profesión, sino una condición. Y siempre un oficio sobre lo cotidiano. Cambia el formato pero la perspectiva es la misma: contar historias.


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