Dirección: Sean Anders. Guion: Anders, John Morris. Música: Michael Andrews.
Fotografía: Julio Macat. Reparto: Will Ferrell, Mark Wahlberg, Linda Cardellini, Mel Gibson, John Lithgow, Scarlett Estevez,
Género: Comedia. Salas: Cinesa y Peñacastillo.
A esta farsa suprafamiliar, grotesca y bufonesca, pero siempre decantada hacia el lado feo, le faltan dos o tres escenas más para convertirse en la peor película del año, o para especular de forma radical con la chirigota superficial y burda de ta modo que podría tomarse como una mirada paródica de los clanes y las familias desestructuradas. Pero ‘Dos padres por desigual’, entre el ridículo, lo zafio y vulgar y la corrección política como escritura dominante pisotea el cine y desprecia al espectador. Por si fuera poco la coartada navideña de fondo le permite exprimir el buenismo más tontorrón, la caricatura bobalicona y su empalagoso tono para llamar a la puerta de los sentimientos más primarios. Ese coro/karoke de criaturas atrapadas en un cine es tan conmovedor que dan ganas de pedir el libro de reclamaciones por falta de autenticidad. Comedia vacacional con hijos más inteligentes que los padres es un buen exponente de cómo algunos actores caen en lo risible y agrandan su curriculum con estas mediocres aportaciones. Wahlberg y Ferrell, «yo era un tonto y lo que he visto me ha hecho dos tontos», compiten no tanto en decir naderías, sino en cómo exponer con más claridad la estupidez. Aquí se doblan padres e hijos con la misma facilidad con la que se duplica lo grotesco hasta una declaración de amor navideña que serviría de postal para reivindicar un atentado a la inteligencia. El abuso del slapstick facilón, el histrionismo rampante y la sucesión de vergonzosos gags con un decadente Mel Gibson al frente convierten la comedia en un estruendo de arquetipos, convenciones y lugares comunes. Pueril más que graciosa, reiterativa y previsible, competirá ahora en vulgaridad con el estreno su hermana boba, ‘desmadre de madres’, que amenaza con convertir la cartelera navideña en un estado bélico de absurdos jocosos y dislates sentimentaloides. Ruidosa y aparatosa en ritmo y en acumulación de memeces y gansadas, ‘Dos padres por desigual’ es tan absurdamente paternal que sus gracietas asustan. Salvo algunos gags físicos de enredo con máquinas y confusión o engaño el filme de Sean Anders, al que le va la marcha de las secuelas desde ‘Desmadre de padre’, es una pseudocomedia que degrada el cine y, sin ironía ni mirada crítica, convierte la confrontación generacional en un tratado guasón carente de materia gris.
Guillermo Balbona comenta la actualidad cinematográfica y los estrenos de la semana
Sobre el autor
Bilbao (1962). Licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense. Ser periodista no es una profesión, sino una condición. Y siempre un oficio sobre lo cotidiano. Cambia el formato pero la perspectiva es la misma: contar historias.