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Guillermo Balbona

Fuera de campo

Mirada de director, ceguera de actor

Vivir de noche

EE UU. 2016. 129 m. (16). Drama.

Director: Ben Affleck.

Intérpretes: Ben Affleck, Sienna Miller, Zoe Saldana, Elle Fanning, Chris Cooper, Scott Eastwood, Brendan Gleeson.

Salas: Cinesa y Peñacastillo

 

Boston, la Ley Seca y Florida. Cadáveres, atracos y atentados. Terrenos acotados y territorios dominados por capos y mafias. El paisaje es conocido. Todo está teñido de un cierto romanticismo y una atmósfera de elegante melancolía, pero en ‘Vivir de noche’ el duelo verdadero es el del poder y la redención, el perdón y la culpa. El Ben Affleck director vuelve a demostrar su pulso, su facilidad para hacer crecer una crónica con muchas aristas y lugares comunes pero en la que siempre sabe abrir un resquicio, un cambio de vía. Lástima que el Ben Affleck actor, siempre muy limitado, y aquí con un protagonismo desmesurado, frustre cada paso hacia la excelencia de esta historia basada en la obra de Dennis Lehane, al que ya había recurrido el actor para su ópera prima ‘Adiós pequeña, adiós’. Para dotar a la figura del gángster, entre la venganza, el reinado y la culpa, de esa consistencia, ambigüedad y extrañeza letales era preciso otro intérprete con mayor personalidad. De ahí que en estas dos horas largas de ascensos y caídas, de viacrucis sentimental y moral cruzados por la muerte como eje dominante, la colisión entre ambientación y pasiones y entre envoltura y hondura contenga continuas brechas y agujeros negros. Es una narración sólida pero marcada por esa falta de profundidad emocional, de ceremonioso himno trágico con la complicidad de Shakespeare tan habitual en los retratos de hombre frágil con delirios de grandeza. El cineasta de la sobrevalorada ‘Argo’ y la más que digna ‘The Town’, un antecedente de hechuras similares a ‘Vivir de noche’, desaprovecha pasajes trascendentales para valorar el latido del personaje, caso de esa relación convulsa paternofilial. Affleck logra escenas de una gran intensidad cuando mezcla acción y violencia o cuando, en apenas unos detalles, narra esa atmósfera de traiciones y decadencia con muchos rictus y complicidades con la serie ‘Boardwalk Empire’. Apretar el gatillo en ese universo de ambiciones y corrupciones es el eje de una historia muy bien contada aunque sin el músculo tenso ni la sutileza dramática afilada para retorcer el género. El lado oscuro está siempre presente pero la película no acaba de apropiarse de la mirada del cineasta, lastrada por la del actor impasible. Entre ambos, entre ambas distancias, discurre errante un filme que unas veces se encuentra a sí mismo y otras pierde su consciencia de creación. El perfil del patriota, del héroe sin sitio, del violento con problema de conciencia resulta tan atractivo como irregularmente planteado. En los claroscuros del sueño americano, en esta senda bajo la señal de amar, matar, perdonar, aflora el simbolismo de los males enquistados de la sociedad.

Guillermo Balbona comenta la actualidad cinematográfica y los estrenos de la semana

Sobre el autor

Bilbao (1962). Licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense. Ser periodista no es una profesión, sino una condición. Y siempre un oficio sobre lo cotidiano. Cambia el formato pero la perspectiva es la misma: contar historias.


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