Lion
Australia. 2016. 120 m. (12). Drama.
Director: Garth Davis.
Intérpretes: Dev Patel, Nicole Kidman, Rooney Mara, David Wenham, Nawazuddin Siddiqui.
Salas: Cinesa y Peñacastillo
La comunión global es Google Earth. El nuevo mapa de los tesoros que funde las geografías, no así las fronteras ni los muros, cobra especial protagonismo en este trayecto fragmentado que oscila entre el retrato errante existencial y la ONG. Entre la excelencia del camino, Itaca al fondo, frente a la meta, y el melodrama varado en una esquina del mundo. En ‘Lion’, una película amable pese a las cargas de profundidad que contiene y que nunca acaban de explotar, se revela un continuo combate entre la superficialidad y la hondura, entre el telefilme bienintencionado y el mensaje desgarrador, entre la postal y ese viaje interior inmenso a prueba de satélites y exento de cámaras. También estructura y ajada por dos partes bien diferentes, esta crónica de niño perdido y adoptado y joven que busca reencontrarse, se debate entre el perfil del vacío y las pérdidas y lo convencional y casi lacrimógeno. También oscila entre ese honesto y sincero retrato moral de la pobreza en la India, en ese caso en los años ochenta, y el salto a la pose cuando la trama se centra en la Australia de la pasada década. El silencio y la mirada del niño encarnado de forma extraordinaria por Sunny Pawar otorgan verdad al filme. Después este se torna afectado, emocionalmente burdo en ocasiones y con un moralismo de discurso fácil y sin empatía en torno a la familia y la adopción. De Calcuta a Melbourne el filme, que a veces irrumpe con aires de ‘Slumdog Millionaire’ pero sin ese toque colorista y turístico, adopta en otras ocasiones la apariencia de gran melodrama manipulador. Por separado Dev Patel y Nicole Kidman dan solidez a la narración, especialmente ella capaz de sostener arriesgados primeros planos, pero cuando el guion exige juntarles no existe conmoción alguna. Por contra Rooney Mara –que repetirá a las órdenes del cineasta Garth Davis al encarnar a María Magdalena– deja huella de su cómplice relación con la cámara en un papel fugaz. Con la etiqueta de ‘basada en un hecho real’ (rubricado en los títulos de crédito finales con la aparición de las personas reales de estas vivencias) ‘Lion’ pasa con demasiada facilidad de la mirada de denuncia a un drama personal, del riesgo al telefilme, de la belleza a la rutina visual. Garth Davis, que se ha movido entre las series televisivas y la publicidad, debuta dubitativo. Esta producción australiana que se ha colado en los Oscar se eleva y crece cuando la mirada es la del cruce de vías hacia ninguna parte, y se desmaya con su vulgar búsqueda de la identidad entre tópicos y lugares comunes. De la odisea personal y auténtica a la navegación con ratón y GPS en busca del artificio que fundamente una estatuilla.