Nunca es tarde
Danny Collins.2015 106 min. USA
Director: Dan Fogelman Reparto: Al Pacino, Annette Bening, Jennifer Garner, Bobby Cannavale, Christopher Plummer.
Sala: Los Ángeles. Desde hoy y hasta el domingo.
¿Un actor justifica una película? Probablemente no. Pero sí la salva. Si hablamos de Al Pacino, que son palabras mayores, entonces la cosa adquiere otras vibraciones y texturas. ‘Nunca es tarde’ (Danny Collins) que podría haber sido un documental con clase sobre un veterano rockero, es aquí una ficción ‘al servicio de’ con Pacino desbordándose entre el talento, la desmesura y el regocijo. Lo demás es excusa, senda secundaria y casi mcguffin, con John Lennon al fondo, para componer una especie de descenso a los infiernos y redención musical. Dan Fogelman, guionista, firma su ópera prima dejándose llevar por la grandeza del omnipresente intérprete de ‘Revolución’. Eficaz dramedia que apela a las emociones más directas, cerca a veces del telefilme, ‘Nunca es tarde’ combina el fácil encanto con la cabalgata de lugares comunes en torno a un viejo rockero al que unas cuantas líneas de una carta le despiertan otros sentidos vitales antes de la perdición o la muerte. Un desfile ególatra que solo gracias a las armas del actor se soporta y hasta puede resultar atractivo en ocasiones si uno supera los momentos en que chirría casi todo. El reparto ayuda al espectador y a arropar y rebajar el tono del actor de ‘El padrino’. No caben mucha exigencias. Fluyen las anécdotas de este músico que de pronto pasa de la droga, el jet privado y el escepticismo hedonista a adquirir una conciencia entre la culpa, la resurrección y el redescubrimiento personal. Entre lo intrascendente y lo emotivo se diluye este tratado primario sobre segundas oportunidades, agujeros negros familiares y encanto personal. Fogelman busca la simpatía más que la hondura, el tópico y el encasillamiento vital en lugar de ahondar en los matices y en las luces y sombras del protagonista. El contrapunto no solo interpretativo lo ponen Annette Bening, Bobby Cannavale y Christopher Plummer. La relación paternofilial vuelve a ser eje de fondo de otra película del presente, pero el exceso aflora por la querencia de querer abarcar demasiados territorios. Pacino, en todos los charcos, sale indemne con una mezcla de sabio equilibrio entre la exhibición, algo de histrionismo y esa contención empática de sus mejores tiempos. Afortunadamente no se llega a la manipulación sensiblera de modo que las cuestiones planteadas, aunque tratadas con levedad, discurren con ligereza formal. En realidad y vistos los antecedentes de Dustin Hoffman y, sobre todo, Robert de Niro que han degradado sus apariciones en subproductos y con interpretaciones a veces vergonzantes, lo mejor de es que ‘Nunca es tarde’ para el regreso de un actor inmenso como Pacino que aquí muestra las aristas maestras de su oficio.