Hace algunos años me parecía una aberración mezclar en un mismo plato unas lonchas de jamón con unos trozos de melón. Y más, comerlo todo junto. Defendía en cuerpo y alma que no había nada peor que ‘joder’ un buen pernil de cerdo ibérico juntándolo con una fruta dulce y fresca como la que se recolecta en Villaconejos. Puestos a elegir, incluso, bromeaba con zamparme un buen puñado de sandía con mortadela. Pero lo que es la edad, hoy en día me parece una de las combinaciones más interesantes de esta nuestra sabia cocina española.
La primera de las ventajas de este atractivo plato es su sencillez. No hace falta nada más que comprar en el súper jamón cortado finamente (no hace falta que sea 5 Jotas) y un melón madurito. En muchos establecimientos lo venden por mitades, con lo cual no hace falta tampoco llevarse a casa la pieza entera. Ya con el delantal puesto, y con un cuchillo de cocina bien afilado, procedemos a cortar el cucumis melo en gajos que después partiremos verticalmente en varios trozos y, sobre ellos, colocaremos una lonchita de nuestro jamón del súper. Y ya está, listo para comer. Podemos, incluso, presentar el melón limpio, sin la corteza, ya partido, con el pernil encima.
Con esto tenemos un primer plato refrescante, ideal para el verano, muy sano y apetitoso. Una manera, además, de comer fruta, recomendada para aquellos que se resisten a ella.
El melón puede cambiarse por piña, que le da un sabor más exótico, por aquello del trópico, y más acentuado por el dulzor de la fruta y el punto salado del jamón. La preparación: la misma, con la ventaja que se puede utilizar la piña enlatada. Con lo que aún no puedo es con el ‘pantumaca’. Y eso que el tomate está en mi alimentación varias veces a la semana. Sano es sí, pero en este caso creo que al final se ‘jode’ el pan, el tomate, el aceite y hasta el jamón.