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Diego Ruiz

El Economato

De Abiada a La Lomba

Campoo es uno de los valles más maravillosos de nuestra comunidad autónoma. Un lugar que siempre hay que visitar por sus paisajes, sus gentes y su gastronomía.
Hacía tiempo que no pasaba unos días por los pueblos campurrianos, disfrutando de ese siempre necesario contacto con la naturaleza. Un fin de semana con mi mujer y dos buenos amigos, Santiago y Alicia, sirvieron para llenar bien los pulmones y de paso el estómago.
La primera parada la hicimos en la localidad de Abiada, donde nos alojamos. Allí, en La Cotera, tienen habitaciones dobles y cuartos con literas para la temporada de esquí, a precios muy interesantes. Y en su restaurante comimos el sábado. A rebosar, por cierto, a las tres de la tarde nos decidimos por dos de las especialidades de esta casa donde Manuel y ‘El Chicu’ son toda una institución. Garbanzos con callos y huevos fritos con jijas, morcilla o jamón. Con unas patatas fritas en sartén, de esas que sólo se catan en unos pocos lugares. Había caras conocidas de la capital allí, dándole a la mandíbula. De postre, tarta de queso casera y los habituales cafés. Después, un largo paseo por la zona del puente romano de Riaño, viendo el deambular del río, oyendo su murmullo. Una gozada la comida, su precio y la posterior caminata.
Abiada, a pesar de ser un pueblo pequeño, tiene también un bar casi de culto, donde las tostas, los mojitos y los gin tónics tienen mucha categoría. Se llama Cantina La Joyanca. A la una de las mañana estaba cual pub de Cañadío en temporada de verano. Merecen la pena sus hamburguesitas de potro. En La Lomba, en dirección a Alto Campoo, encontramos el Pico Casares. Parada obligatoria para degustar cualquiera de sus productos a la brasa. También a reventar, allí pedimos, del amplio menú del día, una ensalada de cecina, entremeses fríos y calientes –magníficas las croquetas y la ensaladilla– y, de plato fuerte, callos (caseros, caseros), chuleta de potro y un cabrito asado que resultó tierno y jugoso. De los postres, destacar la tarta de orujo de Liébana.
Lo dicho, Campoo bien merece una extensa y gastronómica parada.

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Sobre el autor

Santander 1960. Universidad de Cantabria. Sección de Deportes, Cantabria en la Mesa y, a veces, algo de toros. En la redacción de EL DIARIO MONTAÑÉS desde 1984 pasando por casi todas las secciones.


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