Esta mañana he comprado bonito en la Plaza de la Esperanza, en concreto en el puesto de mi amigo Jesús Díaz, que todos los días lidia con su trabajo y con la responsabilidad de llevar los destinos de la plaza. El bonito que ahora se ve en los mostradores del mercado, según me explica, se captura en Canarias. Allí, los pescadores aprovechan la costera del bocarte en el Cantábrico para capturar los primeros ejemplares de este túnido. Chuchi me dice que la temporada del bonito canario dura dos meses, hasta finales de junio, cuando comienzan las pesquerías en nuestro mar. El bonito es el mismo, con matices. Primero pasa por el archipiélago para aterrizar después en el Cantábrico. Eso sí, ahora más chico y con menos grasa y, por tanto, con menos sabor. Ayer, en la plaza, lo compré a 13,90 euros el kilo, si bien me dicen que en algunos puestos estaba a cerca de 10. A su carne, ahora, se le puede sacar buen partido en marmite-marmita-sorroputún, albóndigas, tomate, a la calabresa o escabeche, entre otros. Para la plancha, es mejor esperar a las pesquerías en el Cantábrico. De todas las formas hay que aprovechar que estamos en tiempo de bocarte.