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Jesús Serrera

A Capella

Una pelea en la plaza pública

No hay peor cuña que la de la misma madera. La sentencia le suena muy familiar al PSOE de Cantabria porque en el catálogo de sus críticos más feroces abundan los que antes estuvieron en sus filas y hasta en el aparato. Unos cuantos terminaron por integrarse en Podemos y llegaron a cargos dirigentes, y uno de ellos, Julio Revuelta, es hoy el líder del partido morado que dirige el asedio contra los socialistas coaligados con el PRC. La crisis interna en el Ejecutivo tiene como lejana estación término el debate de los Presupuestos 2017 en diciembre, pero de momento ya ha llegado hasta los tribunales.
Las relaciones entre el PSOE y Podemos en Cantabria siempre han sido difíciles, que es lo propio de dos partidos que compiten por el mismo segmento de votantes. Ya en la negociación para la investidura de Miguel Ángel Revilla, el partido morado excluyó a los socialistas de su acuerdo con el PRC y la hostilidad no ha dejado de ir a más en los 15 meses posteriores con dos elecciones generales por medio y la tercera en el horizonte. Hasta que finalmente los nuevos dirigentes de Podemos, encabezados por Revuelta, prometedor dirigente juvenil del PSOE de Polanco hace unos años, se han animado a traspasar la ‘línea roja’ con el ultimátum ya conocido: no favorecerán la aprobación de los Presupuestos 2017 si el PSOE no se resigna a entregarles la cabeza del director general de Sodercán, Salvador Blanco.
Lo peor no es eso. Lo peor es que el PRC se haya mostrado sospechosamente comprensivo con la exigencia del aliado externo. Cuando además hizo público su pensamiento al respecto el incendio estuvo servido y ahora todos los bomberos son pocos para sofocar las llamas.
Los regionalistas se defienden. Ellos ya avisaron al PSOE en el verano de que la gente de Podemos iba en serio y que lo mejor y más fácil para la estabilidad del Ejecutivo  sería escenificar un relevo en Sodercán voluntario, digno, rápido, discreto, con la ‘agosticidad’ que cobijó la aprobación del polémico convenio de ayuda pública al Racing.
La réplica del PSOE fue un ‘flirteo’ con Ciudadanos. Esa idea tan práctica que el Gobierno de coalición, con 17 de los 35 diputados del Parlamento, ha venido aplicando con bastante éxito desde el comienzo de la legislatura: sólo les hace falta un voto para la mayoría, quien se lo preste es un factor secundario. O sea, que ahí está el ‘cartucho naranja’ en la recámara para una emergencia, aunque haya que pagar un alto precio.
Entre Podemos y PSOE ya no cabe un apaño presentable. No hay vuelta atrás en la pelea violenta y muy ruidosa que sostienen en mitad de la plaza pública, en la que tiene que haber un vencedor y un derrotado. Una escalada bélica en toda regla. El partido de Pablo Iglesias se tira cada vez con más dureza a la yugular del director de Sodercán y éste ha terminado por responder con una querella contra el líder podemita, Julio Revuelta.
«A partir de ahora no les vamos a pasar ni una», advierte el PSOE, a estas alturas ya convencido de que para contener el instinto depredador de su enemigo no le alcanza con hacer pedagogía sobre la limpieza del expediente judicial de Salvador Blanco ni sobre los logros de la política social que dirige Eva Díaz Tezanos, que es, precisan los socialistas, el verdadero objetivo de esta ofensiva.
Podemos se dice dispuesto a llevar su apuesta hasta el final, con independencia de lo que suceda con los Presupuestos del presidente Revilla, el amigo que le presta votos en las generales. Es decir, que si tienen que irse a la oposición de verdad a todo el Gobierno, se irán.
El PSOE obra con la misma firmeza al hacer frente al adversario y al exigir lealtad al socio regionalista, aunque también tendrá que tentarse la ropa si el conflicto llega a la situación límite de los Presupuestos. Lo primero es proteger su posición en el Gobierno y a los muchos militantes que ocupan cargos en la Administración regional y en los ayuntamientos. En fin, hay que mantener la dignidad, pero también hay que vivir.
En el fragor del combate, el PRC ensaya un papel conciliador con unos y con otros. Lo que no le acaba de quedar tan convincente es el gesto de inocencia como si no hubiese tenido nada que ver con el origen de la reyerta. Siempre que la sangre no le salpique, a los regionalistas les procura alguna satisfacción los apuros de un PSOE hasta ahora demasiado crecido en proporción a los votos y escaños que aporta a la coalición gubernamental.
En realidad, el PRC no cree que los Presupuestos 2017 corran serio peligro. De una forma o de otra, con o sin Salvador Blanco en Sodercán, los regionalistas están seguros de que alguno de los tres grupos de la oposición –Podemos, Ciudadanos, incluso el PP, aventuran–, por voluntad propia o por intercesión de Madrid, estarán dispuestos a negociar  con el Gobierno regional cuando llegue la ocasión.

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Crónica, opinión y análisis de la actualidad. Con todas las voces, sin acompañamiento instrumental

Sobre el autor

Bilbao. Licenciado en Ciencias de la Información por la Universidad del País Vasco. En El Diario Montañés desde 1982. Subdirector. Sobre este blog: Crónica, opinión y análisis de la actualidad. Con todas las voces, pero sin acompañamiento instrumental. Se agradecen las sugerencias para mejorar el repertorio.


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