Título: Una noche fuera de control (2017)
Duración: 101 min.
País: Estados Unidos
Directora: Lucia Aniello.
Guion: Aniello, Paul W. Downs.
Música: Dominic Lewis.
Fotografía: Sean Porter
Reparto: Scarlett Johansson, Kate McKinnon, Zoë Kravitz, Jillian Bell, Ilana Glazer, Demi Moore, Ryan Cooper.
Género: Comedia
Salas: Cinesa y Peñacastillo.
Desmadre chillón e histérico. Despedida coral de adultas adolescentes. Resacón de vulgaridad. Todo en una. Es una comedia que podría haber sido muy negra y descarada y se asemeja a una noche febrilmente estúpida de unas maduras descerebradas. Como ejercicio de torpeza no tiene precio. Como provocación no supera ni el divertimento supuestamente salvaje de una fiesta de instituto.
Lucia Aniello, su directora, procedente del terreno televisivo, y en concreto de la serie ‘Broad city’, se propone competir con otros desmadres masculinos y juergas no menos planas. El
juego interpretativo, la buena sintonía y complicidad entre cinco actrices con buen rollo salva la comedia de su inane cúmulo de anécdotas y de su verborrea insaciable.
‘Una noche fuera de control’ el envés femenino de ‘Resacón en Las Vegas’ nunca encuentra el tempo de la comedia y sus vaivenes convierten la farsa en un desfile coral de tonterías costumbristas donde la mayor transgresión de estas criaturas consiste en volver a tener el control de sus vidas. Desde el disparate a la escasa comicidad el filme discurre reiterativo, machaconamente inocente e incapaz de despegarse de modelos nada edificantes a la hora de establecer un canon de la comedia alocada.
Precisamente cinco minutos muy libres, hacia el final del metraje, muestran el sexto sentido imparable en ritmo y equilibrio que la historia demandaba. Pero hasta llegar a ese momento de sinrazón hay que atravesar un largo calvario de chistes que sonrojan y situaciones que sacan de quicio por su estereotipado catálogo de provocación zafia y risa plana. Lo pretendidamente corrosivo resulta más bien un estiramiento (y no es broma) del chiste sexual manido y contado (mal) una y mil veces.
De ‘Very bad things’ de Berg a ‘Este muerto está muy vivo’, la comedia se mira, pero de manera deforme, en el espejo de sus mayores y compone una estresada y banal inmersión en el fin de la noche atorada en su manual de tópicos Quizás tiene su gracia el paralelismo que la cineasta traza entre la noche loca de las mujeres y la de los hombres, es sí dibujados en un perfil de tontos como apelativo más cariñoso al que recurrir. Pero ese juego que prometía no parece interesar a Aniello que opta por el desmadre de mal gusto, veborreico y repetitivo. En el fondo cabe hablar de cierta timidez en la puesta en pie de esta noche sin límite a la que nunca parecen interesarle los tabúes ni las fronteras convencionales.
Han pasado ya, sí, dos décadas de ‘Algo pasa con Mary’ de los Farrely y a su lado, ‘Una noche fuera de control’ parece un juego de mesa donde los personajes juegan a decirse cosas escatológicas que solo destacan por su manifiesta vulgaridad. A Aniello le falta ritmo e imaginación y su filme se limita a poner casi en un escenario único una trama, a la que se le ven todas la costuras de enredo con muchos préstamos y escasos arrebatos de talento.