Al filo del mañana
Estados Unidos. 2014. 113 m. Director: Doug Liman. Intérpretes: Tom Cruise, Emily Blunt, Bill Paxton, Brendan Gleeson, Charlotte Riley, Lara Pulver, Jonas Armstrong.
Auí la marmota es alienígena y bélica. Un Tom Cruise atrapado en su futuro, en un bucle temporal de armas sofisticadas, batallas futuristas y misiones suicidas. Adaptación del manga de Hiroshi Sakurazaka el filme, precisamente por la reiteración, es algo cansino aunque el montaje aplica con eficacia la insistente reiteración de los pasajes clave de la historia. El cineasta Doug Liman, director de ‘El caso Bourner’ y ‘Señor y Señora Smith’, demuestra su facilidad para las situaciones extremas y exprimir los pasajes al límite. Sin embargo el filme padece varios derrames argumentales, algunas zonas cero y un agujero negro que lastra la mezcla de géneros: la ausencia de química entre la guerrera Emily Blunt y la megaestrella Cruise. Liman se engancha a una ciencia ficción turbo mix con notas de humor negro, homenajes y la idea de ‘Atrapado en el tiempo’ de Harold Ramis envuelta en golpes de intrascendencia ligera y entusiasta. Todo es lúdico y, a veces, frenético pero no acaba de superar el ecosistema de videojuego. Como, ya se ha dicho, no funciona el roce en la pareja protagonista y la vista se desvía hacia cierto sentido de la autoparodia que sanea los territorios más insípidos de la historia. A través de un tono impulsivo, más que pasional, y con una entregada interpretación del protagonista de ‘Nacido el 4 de julio’, el Día de la marmota es aquí una especie de machacón desembarco bélico entre soldados suicidas, patrullas tontorronas y heroínas muy físicas. Si en el clásico de Ramis el objeto era enamorar a una mujer, en esta se trata de salvar al mundo, ambas hazañas de idéntica dificultad y complejidad. Pero aquella, sin descuidar nunca la comedia, destacaba por mantener una trascendente ilusión seductora. Por el contrario ‘Al filo del mañana’ opta por una ironía no siempre reflejada con lucidez aunque Cruise sí deja rastros eficaces en su vuelta de tuerca a los papeles de héroe y salvador que han sembrado su última trayectoria. A la apuesta le falta soltura, desprenderse algo de la idea original y mostrar una mirada menos confusa. Hay entretenimiento y frivolidad. Y se echa de menos un tiro de gracia sorpresivo que eluda la sensación de agotamiento. El cine hace tiempo que es puro eterno retorno. Esta broma lo ilustra.