El cuchillo en el agua
1962 94 min. Polonia
Director: Roman Polanski.
Reparto: Leon Niemczyk, Jolanta Umecka, Zygmunt Malanowicz
Género: Drama psicológico.
Sala: Fundación Botín. Ciclo ‘La nueva ola polaca’. Mañana a las 20 horas.
Entrada gratuita.
Hay óperas primas que son reveladoras, sintomáticas e incluso ejercicios lúcidos que contienen el universo que desarrollará un creador. Es lo que cabe pensar ahora, por ejemplo, de ‘La bruja’, esa excelente película que destaca en una anodina cartelera. Roman Polanski, con ‘El cuchillo en el agua’, dejó impregnados los fotogramas de su primera película con el perfume negro y obsesivo que ha marcado la mayor parte de su trayectoria. El cineasta polaco, protagonista del ciclo de la Fundación Botín, que abrió los ojos al cine con este filme, sostiene que «la imaginación es la facultad de jugar con los elementos que nos transmiten nuestros sentidos, la imaginación es lo que nos impulsa a hacer cosas…, el mejor método de trabajar es dejar a la imaginación sola, en libertad». Un yate y un triángulo humano le bastan al director de ‘Repulsión’ para establecer un claustrofóbico, retorcido y morboso juego de seducción, relaciones de poder y erotismo. Como en su posterior ‘Cul de sac’, el poderoso guión y la belleza plástica se conjugan con maestría para abordar una mirada turbulenta sobre la condición humana. «Sin suspense no hay cine», dice a menudo el cineasta. En las entrañas visuales de Polanski habita una galería de resquicios, de fragmentación de la vida amenazada. La propia biografía del cineasta ha encontrado siempre en su profusa trayectoria un reflejo de creatividad claustrofóbica, una sombra de persecución, una batalla permanente entre la cerrazón y la búsqueda de libertad. El director de ‘Frenético’ destila las fobias, el concepto de pesadilla, la degradación mental y la violencia, más subliminal que explícita. El paisaje solitario, el aislamiento, la soledad, la extrañeza, tantas veces recurrente en Polanski, enmarcan una historia de agobio y trastorno. El uso inteligente de los espacios y la modificación constante del sentido de la observación alimentan la rareza exponencial de su cine. En la única película rodada en su país, y nominada a Mejor película extranjera en los Oscar, el cineasta de ‘La semilla del diablo’ apuesta por la tensión y una sorprendente destreza en la composición formal, en los encuadres, en los ángulos que enmarcan a los personajes. Esta catarsis de escenario único, que muchas décadas después intentó reproducir ‘Calma total’ con mucho menos ingenio y lucidez, posee una atmósfera inquietante. El sexo y la violencia palpables envuelven este gabinete psicológico con fondo marinero, entre el naufragio de los personajes y la zozobra de las situaciones. ‘El cuchillo en el agua’, imagen permanente y sugerente, se sitúa entre la nouvelle vague y Hitchcock. Ganador del premio de la Crítica Internacional en el Festival de Venecia supone un ajuste de cuentas generacional que ataca al epicentro del conformismo burgués y logra una disección contenida pero precisa.