La vida al abordaje
The Black Swan 1942 85 min. Estados Unidos Director: Henry King Reparto: Tyrone Power, Maureen O’Hara, Laird Cregar, Thomas Mitchell, George Sanders, Anthony Quinn. Aventura. Sala: Bonifaz. Filmoteca. Esta semana.
Ese espíritu de la aventura que impregna el ‘nuevo ‘Star Wars’ no existiría sin los fragmentos dorados fundacionales de películas como la que evoca la Filmoteca este final de año. La iconografía de los piratas, la de los bucaneros puros y duros, ha sembrado todo un género deslumbrante que posee adictos y hasta fanáticos. Jamaica, el ron, el mar y sus tempestades, las tormentas de caracteres y los motines constituyen un ecosistema de supervivencia y sensaciones en exitinción.
El cisne negro’ es una intriga que custodia todo el ADN de esta travesía del capitán Jeremy Waring, el gobernador Sir Henry Morgan, y el pirata Lich. El gran Henry King se pone al frente de un territorio narrativo, un relato delicioso atravesado por el microcosmos de la obra de Rafael Sabatini, apenas un timón referencial. Todo tiene su parcela de encanto, su material de sugestión, su tesoro de exotismo y acción. Para ello, la envolvente seductora posee sus anclas en la fotografía y en la música, en un reparto con pátina de verdad, mientras el velamen de historia con gancho lo pone el ritmo que imprime el cineasta de ‘Tierra de audaces’.
Al abordaje el filme no descuida ningún factor humano ni artístico para invadir la pantalla, y las batallas navales –caso de ese enfrentamiento a espada en la noche– las escenas forjadas con demostraciones de valentía, se alternan con diálogos intrigantes y una marejada política nada desdeñable. Otro ejemplo (frente a las vacuas y petulantes desmesuradas narraciones del presente) de economía narrativa, de capacidad de síntesis y de contundencia y poderosa estilización. Solidez, equilibrio, emoción son los ingredientes del mapa con el que King nos conduce al epicentro de la aventura a través del itinerario frenético que marcan Tyrone Power y Maureen O’Hara. A ese destino no embarcamos convencidos de las apasionadas vicisitudes que nos proporcionará el Caribe, en una ruta donde el ingenio, el humor y las coreografías marinas construyen un dinámico y vitalista certificado del entretenimiento.
El cineasta de ‘El pistolero’ construyó a lo largo de más de cien películas una de las señas de identidad del cine: ese hechizo que encierra una aventura de iniciación intrínseca, adherida a la necesidad de contar. A ello se suma aquí cierta atmósfera crepuscular, un intercambio de golpes entre traidores, proscritos, antihéroes y villanos que instala un aliento de sombras en el centro del sistema.
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