White God (Dios blanco)
2014 Hungría Director: Kornél Mundruczó. Reparto: Zsófia Psotta, Sándor Zsótér, Lili Horváth, Szabolcs Thuróczy, Lili Monori, Gergely Bánki Drama.Terror Sala: Bobnifaz. Filmoteca de Cantabria. Esta semana.
Hablamos de cine húngaro. Una rareza hiperlocal. Si es que existe en el presente un lenguaje más allá de la globalización. ‘White God (Dios blanco)’ es un fragmento de terror encasillado pero también es un drama de perros lobos sobre selecciones antinatura, peligros que acaban en extinción y supervivencia.
Una historia de querencias y búsqueda, que probablemente son sinónimos, en un filme de un cuidado técnico exquisito que pone el punto de mira en Kornel Mundruczo, ya en su sexto título. Entre la fantasía visual y el enigma, la heterodoxia y el misterio, entre la parábola y la alegoría, la historia tiene más que miga aunque curiosamente gana enteros cuando pierde discurso y se centra en la atmósfera de una original cinta de terror. Al menos el filme transparenta una cierta sensación de fascinación, algo que el cine cada vez ha desterrado más para dar prioridad al mainstream y al lenguaje convencional.
Lo último que destila la historia de Mundruczó es vulgaridad o superficialidad y tampoco persigue convertirse en un exponente fabulador y moral facilón. En el híbrido, en lo mixto y en la ambigüedad reside su mejor baza. Una danza de mordedura y ladrido que muerde más cuando se sostiene en el suspense y el suspenso y que cuanto más ladra menos muerde. Rebeliones y opresiones, miedos primarios y raíces de colmillo. Opresores y oprimidos, hombres y animales en un juego que mezcla y agita muchas cosas pero que esconde revelaciones nada desdeñables. Al menos el filme apela a la diferencia y eso en estos tiempos uniformes es un factor decisivo. El cineasta de ‘Semilla de maldad’ se marca una de niña/perro salvaje, en plan planeta de canes y rebeldes con causa, que transpira metáfora obvia pero bien llevada. Imágenes potentes, interesante caligrafía fantástica, la jauría magiar del director de ‘Delta’ y ‘Johanna’ es un desfile de cuento diferente. A veces se retuerce demasiado y otras logra trazar una cabalgata emocionante sobre historias sobrecogedoras con mayor o menor trascendencia. Lo oscuro atraviesa la historia con tacto y todas las similitudes, paralelismos e interpretaciones pueden resultar tan gratuitas como esquemáticas.
El filme se las ingenia para parecer original, jugar con la extrañeza y combinar con destreza géneros y referentes. Es verdad que posee un punto de desconcertante tono lúdico, sentido del humor y música con sentido narrativo, y que arranca y concluye con seducción, rotundidad y muchas ganas de morder. El thriller canino, sin embargo, quiere ser demasiadas cosas y se dispersa en su huida hacia adelante pero su carácter simbólico y la fuerza de algunos iconos funciona con perruna insistencia.
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