Del revés (inside out)
EE UU. 2015. 94 m. (TP). Animación. Director: Pete Docter. Cinesa y Peñacastillo
Tomen asiento y esperen el milagro. Por fin cine mayor. De animación, sí, pero gracias al género se están salvando algunas temporadas. Emociones y experiencia en colisión y en abrazo. Dentro y fuera. Lo que pasa por la cabeza. Este prodigioso juguete Pixar es una lección de saber contar, de inteligencia emocional, de lucidez y capacidad de síntesis. No se pretende deslumbrar aunque se logra muchas veces casi sin querer, que es como llega el asombro. Y tampoco hace una fría demostración de destreza.
En ‘Del revés’ todo es lenguaje: el de los colores y las metáforas, el del abecedario emocional, el de una coreografía de personajes que habitan en nuestra conducta y en nuestros ecosistemas sentimentales. ‘Del revés’ es lo esencial. Esta niña, en el umbral de la adolescencia que vive su primeras frustraciones, el sentimiento del fracaso, la soledad, el vértigo de la incomprensión, protagoniza un magistral manual de psicología que desde el próximo curso debería estar presente en las aulas.
Esta lúdica lección emocional, nunca moral, exenta de fáciles sentimentalismos, es un trazo jubiloso sobre la condición humana, los territorios de la iniciación y el descubrimiento, desde la extrañeza y siempre insuficiente, de quiénes somos. Dentro, en el centro de operaciones, en la sala de máquinas, alegría, tristeza, miedo, ira…buscan el equilibrio. Fuera, los acontecimientos, el azar, el libre albedrío, juega sus cartas. Entre ambos Pixar acude al talento y resurge con este cuento sobre nosotros mismos, sin criaturas ni robótica. Elogio de la excelencia, el filme combina ritmo y narración con un pulso constante entre emociones primarias y hallazgos.
La batalla interior y el devenir exterior son dos historias enfrentadas de un mismo duelo pasional. Peter Docter, cineasta de ‘Monstruos’ y ‘Up’, dirige un filme ágil y entretenido, divertido y cruzado por un canon vital y un estado revelador que rezuma el signo del presente: la melancolía. Una reivindicación de que la tristeza es también un estado esencial de la supervivencia. Como en ‘Up’ o en ‘Wall-E’ se combinan en estado de gracia la elegancia y el ritmo, los efectos visuales, lo conmovedor y la aventura. Y en esta cabalgata de imaginación el humor engalana y dirige el desfile. Nada es adorno ni secundario. Se encarna la pérdida de la inocencia y el final de la infancia. Un pálpito inteligente, nunca sofisticado ni enrevesado. Desde la creatividad, apelando a la sencillez, describe los conflictos y muestra la carne y la sangre emocional. Sensibilidad e ingenio. Un viaje trepidante desde los archivos de la memoria a las emociones esenciales, pasando por la fábrica de sueños. Del reino de la imaginación al pensamiento abstracto.
No se puede dar más en un trayecto tan corto. Desbordante y apabullante. Pues eso. Lo que nos pasa por la cabeza…pero también por el corazón. Antes de que no entendamos nada y de que nos revelemos y rebelemos como criaturas deliciosamente desconcertadas.