Caza al asesino
2015 115 min. Reino Unido Director: Pierre Morel.Reparto: Sean Penn, Idris Elba, Javier Bardem, Ray Winstone, Mark Rylance, Jasmine Trinca. Salas: Cinesa
El periplo argumental mezcla lo humanitario y lo criminal con extrema dureza pero también ligereza. El itinerario geográfico comienza en Kinsasa y acaba en Barcelona, con puente en Londres, como si se tratase de una agencia de viajes multiusos. Y en lo que al género se refiere el thriller se reviste de denuncia política, pasa a la acción violenta y la cosa gira hasta hacer el paseíllo en una plaza de toros, en un tour de force que ni El Juli mejoraría. Sean Penn se pone el mundo desordenado por montera, se hace acompañar de un sobreactuado Javier Bardem, cual picador, y entra a matar para resolver un problema de cuernos.
La buena factura del filme y la solvencia del director no impiden que todo sea previsible, manido y aferrado a la vulgaridad. La cuestión central se mueve entre organizaciones tapaderas, hipocresías estatales y juegos de diplomacia contaminados de mensajes superficiales. ‘Caza al asesino’ ya hubo varias, aunque esta vez se ha decidido de manera caprichosa que no existía otro título para una historia trillada que se zarandea sin gancho ni garra. Pierre Morel es un cineasta que se ha movido con soltura en este terreno con filmes tan eficaces como la ‘Venganza’ que impulsó a Liam Neeson como héroe de acción maduro, y ‘Desde París con amor’, con John Travolta mutando en John Travolta. Pero en esta ocasión se le ve rendido a exigencias y, probablemente, encorsetado por la producción europea que parece obligar a pisar determinados escenarios y a forzar los territorios argumentales hasta llegar a lo patético. Sean Penn, un excelente actor que no encuentra su sitio desde hace años, hace lo posible para dotar de carácter diferenciador a lo que no es más que estereotipo. Y en su esfuerzo se le notan todas las máscaras.
Uno pasa del hastío a la indiferencia con tanta facilidad como su personaje se ve envuelto en traviesas matanzas cosmopolitas de Africa a Europa. Todo parece grave y trascendental –al menos así lo refleja la intensidad de la cara del actor– aunque la frivolidad general lo desmiente hasta llegar a un tramo final casi ridículo y caricaturesco. Busca un guiño a aquellas espectaculares tramas de espionaje de los setenta con enredos resueltos en ensalada de tiros urbanos, pero ‘Caza al asesino’ se mueve confusa, encadenando tópicos, insípida y con el chip de conciencia social puesto. Adaptación de una novela de Jean-Patrick Manchette, que ya protagonizara en pantalla Alain Delon, uno de los desastres de la nueva visión es que se ha perdido el encanto noir para dar paso a ese thriller de aroma multinacional tan de moda que recurre a moldes y convencionalismos. Entre sicarios y espías, mercenarios y asesinos con conciencia de culpabilidad a los adalides de la cosa no les ocurre otra cosa que cerrar el clímax con decorado torero. La Monumental de Barcelona resucita, atiborrada de banderas de España y alguna que otra de Madrid, de tal modo que monosabios, callejones y toros se cruzan para alegría de la tauromaquia, que no del cine, con estrellas de la interpretación sin estoque, ni traje de luces, ni capote. El espectador o se ríe o acaba pidiendo la oreja de Penn
.