Inside. 2016 91 min. España.
Director: Miguel Ángel Vivas.
Guión: Jaume Balagueró, Manu Díez.
Música: Víctor Reyes.
Fotografía: Josu Inchaustegui.
Reparto: Rachel Nichols, Laura Harring, Andrea Tivadar, Stany Coppet, Ben Temple.
Género: Terror
Salas: Cinesa y Peñacastillo
La figura de la madre, el alumbramiento, la maternidad y el misterio implícito que conlleva una nueva criatura han estado muy presentes en pantalla como una especie de subgénero. A ellas se suman, en ocasiones, factores no menos manidos como el estereotipo del intruso o el suplantador, en una suerte de hombre del saco e incluso de gorrón psicópata. Confluyen este verano en la caótica cartelera muy diversas y desiguales producciones con el terror como protagonista. A la espera de la ‘Verónica’ de Paco Plaza y la enésima adaptación de la escritura de Stephen King, ‘It’, pululan por las pantallas la estimable ‘Llega de noche’ y la mediocre ‘Siete deseos’. Ahora se incorpora ‘Inside’, producción internacional fruto del tándem español Miguel Angel Vivas, director, y Jaume Balagueró, en este caso guionista. Remake de ‘A l’intérieur’, provocadora cinta francesa, ‘Inside’ exprime la encrucijada entre lo inquietante y lo gore, los límites de lo físico y la capacidad de sufrimiento corporal. Donde allí había tijeras, aquí hay cuchillos de cocina pero el corte de suspense, mesura y desmadre sigue siendo ese resbaladizo deslizamiento de lo afilado sobre el vientre de una madre. El juego de debilidad y fortaleza, el diálogo de fragilidad y resistencia es uno de los puntos fuertes de esta irregular y zarandeada historia que tiene su atractivo pero también su hándicap en la sucesión de situaciones límite. En su solapamiento el filme resulta seductor y convincente. En su exceso roza lo inverosímil (las escenas con la policía o el atiborramiento de golpes y heridas, por ejemplo) y pierde intensidad en su insistencia. El personaje que desencadena el mal está sujeto a unos subrayados que bordean la caricatura y falta serenidad y sobra crispación en momentos álgidos de tensión y retorcimiento argumental. ‘A l’intérieur’ apostaba por manejar sus excesos gore, en la línea de ‘Martyrs’. El duelo femenino y la utilización del sonido son las bazas con las que juega el cineasta de ‘Reflejos’ y ‘Secuestrados’. Los golpes de efecto sonoro constituyen el recurso más manipulado y manipulador pero, a su vez, se postulan como el lenguaje más eficaz para generar pánico. El resto es un ejercicio de violencia, entre el morbo y lo descarnado, que revela más ensañamiento que sutilidad. Vivas parece más preocupado por fijar la textura y la factura formal de la producción, en este sentido intachable, que por implicar al espectador en ese bucle de situaciones finalistas. El filme se regodea y deleita tanto en la angustia que acaba por ser maliciosamente complaciente. El uso y abuso de los giros argumentales acaba por desquiciar y crispar. El terror, al fondo, grita su ausencia.