Alrededor de la medianoche
Autour de minuit (Round Midnight) 1986 133 min. Francia
Director: Bertrand Tavernier.
Reparto: Dexter Gordon, François Cluzet, Lonette McKee, Christine Pascal, Herbie Hancock, Gabrielle Haker, Sandra Reaves-Phillips.
Género: Drama. Musical
Sala: Náutica.
E ste arte del cine es el espejo perfecto». Bertrand Tavernier, heredero del espíritu de la nouvelle vague, pero una isla en el cine europeo de las dos últimas décadas, con un estilo muy definido y una mirada social sutil y sensible, firmó esta devocionaria y entregada ofrenda de jazz. Admirador de Renoir, Becker, el Vigo de L’Atalante y Duvivier, así como de Truffaut, Demy, Max Ophuls y Bresson, como revela en un magnífico documental sobre el vínculo del cine y su país, recreó en ‘Alrededor de la medianoche’ un viaje profundo y hermoso en torno a una emoción. En realidad es un musical , una audición, un lugar en el mundo, ese ‘Blue Note’, entre el guiño y el sonido de un saxo. Al fondo, las vidas del pianista Bud Powell y del saxofonista Lester Young. Una precisa narración de amistad y tormentos, de intensidad y lucidez. Una jam session encabezada por Dexter Gordon y un trazo narrativo que de nuevo remite a Cortázar y ‘El perseguidor’ con el referente de Charlie Parker como ya sucediera en ‘Bird’ de Clint Eastwood. Pero frente al academicismo del cineasta de ‘Los puentes de Madison’, Tavernier se recrea en la libertad, en la fuerza de la música, en la creación como freno a la autodestrucción. Y elegante, con tendencia a la intrahistora musical, a la endogamia emocional del jazz, el engranaje interior de los intérpretes en su quehacer. Herbie Hancock, John McLaughlin, Wayne Shorter, Ron Carter son algunos de los músicos que se asoman a este microclima que fusiona lenguajes y donde todo es entendido a través de la música. Una mirada sonora y unos sonidos que se ven, todo con el tacto de Tavernier y de una iluminación que se identifica con los tonos que surgen de los instrumentos. Los decorados de Alexander Trauner envuelven al personaje, ese Dale Turner elevado con la presencia imponente de Dexter Gordon. El juego argumental del joven en crisis que siente devoción por el músico sirve de coartada al cineasta de ‘Ley 627’ para potenciar esa querencia del espectador que contempla/escucha hasta convertirse en uno de los amantes del be-bop. Al cineasta francés no le interesa ni una biografía al uso ni una historia lineal donde la música acaba siendo una excusa. Tavernier, por contra, antepone autenticidad, prima un sentido del drama y de lo humano mediatizados por un musical que subraya el significado del jazz como referencia vital. Soledad, viajes interiores, puentes de fracaso entre Europa y Estados unidos. Todo el filme como una actuación, un solo de jazz, humo y alcohol. El relato no de uno, sino de muchos náufragos nadando a contracorriente, dejándose llevar por el canto de sirena que nace de un saxofón, como una herida que nunca cicatriza del todo.