Último suspiro de afectos y desafectos
Cet obscur objet du désir. 1977 103 min. Francia
Director: Luis Buñuel
Reparto: Fernando Rey, Ángela Molina, Carole Bouquet, Julien Bertheau, André Weber, Milena Vukotic, María Asquerino, Ellen Bahl, Valérie Blanco, Auguste Carrière.
Género: Drama | Sala: Bonifaz. Filmoteca. Esta semana.
Sólo con un catálogo compendio como este de sus mundos simbólicos, metáforas y microcosmos sociales, emocionales, de identidad y mirada sobre el mundo y la vida, podía despedirse alguien más que un cineasta como Luis Buñuel. Coherencia y lucidez e inclusión de alguna nueva inquietud, como el terrorismo, asoman en ‘Ese oscuro objeto del deseo’. Un filme sobre las pulsiones sexuales, las colisiones de atracción y repulsión, el clasismo y esa mirada despiadada sobre la burguesía y la hipocresía moral que vuelven a generar un ecosistema propio en un filme inspirado en la obra de Pierre Louys, ‘La femme ìet le pantin’, ‘La mujer y el pelele’, que el director de Calanda lleva a su terreno mas personal. El flashback es el motor de estos relatos cruzados que se generan en el vagón de un tren que viaja de Sevilla a Madrid. Obsesión, frustración, amor, odio, deseo confluyen en este testamento cinematográfico que también contiene sus habituales elementos simbólicos. Además, el sentido del humor ácido, la sátira, la utilización de dos actrices enfrentadas y solapadas en un mismo personaje, la revelación de Angela Molina, y la presencia de Carole Bouquet, las metáforas con los objetos y la vuelta de tuerca a las convenciones se suceden en este juego de dobles, dualidad, díptico que envuelve al personaje encarnado con elegancia e ironía por Fernando Rey. Como en otro de sus filmes de etapa francesa, pero menos experimental, Buñuel apela a la fascinación, a un magnetismo que impregna el drama fundido en la comedia negra, y viceversa. Fetichismo, masoquismo emocional y cruce de sensibilidades se conjugan alrededor de una película de fino estilo en su tratamiento visual y psicológico. El cineasta de ‘Viridiana’ firmó la cuarta y última colaboración con Fernando Rey, en uno de sus mejores perfiles de la fugacidad, lo fútil y el desencanto, atrapado entre la carnalidad y la sensibilidad del personaje de Conchita desdoblado en ambas actrices. El tándem Buñuel y Jean Claude Carriére impone profundidad y libertad en el guión para que aflorara el visionario que el de Calanda llevaba dentro. El erotismo, directo o subliminal, la sexualidad y el juego de deseo y represión conforman un sutil campo de minas donde el afecto y el desafecto se golpean y encaran, mientras el cineasta zarandea al esepectador y le lleva por donde quiere. El ‘último suspiro’ buñueliano ratifica su vitalidad y juventud creativa y, sobre todo, su facilidad para fascinar.