Hermanísimas
EE UU. 2015. 118 m. (16). Comedia. Director: Jason Moore. Intérpretes: Tina Fey, Amy Poehler, John Leguizamo
Está fuera de toda duda la complicidad que Tina Fey y Amy Poehler mantienen en pantalla. Pero esta fraternal alianza no es suficiente para dotar de credibilidad y gancho a una comedia que basa su comicidad en una supuesta nostalgia salvaje. Se trata de recobrar la madre de todas las fiestas que nunca celebraron pero el espectador tiene la sensación de no haber sido nunca invitado. Algo cargante y desbordante de gags solapados a los que les sale el tiro por la culata, apenas sale de cierta zona de confort, conformista y sin una personalidad clara. Su acidez parece impostada y el tono pasa de lo escatológico a la gracieta inteligente con escasa coherencia. Deslavazada, ‘Hermanísimas’ sacrifica el ingenio y la imaginación a cada paso y convierte el filme en una sucesión de chistes fáciles en busca más de ese lado gamberro que de generar un verdadero sexto sentido de la comedia.
El guion carece de la sustancia y la solidez para armar un doble golpe de mujeres armadas con satíricas miradas con lo que da la sensación de que un par de monólogos televisivos hubiesen sido más efectivos. Como ya sucediera en ‘Mamá de alquiler’, a la efectiva y vitriólica pareja protagonista le falta una historia a su altura. Y esta juerga aplazada, un resacón familiar de adolescentes cuarentonas no parece el guateque más adecuado para crear empatía. El supuesto desmadre es más bien una reunión de empleados de Saturday Night Live mecidos por el cine de Apatow. El aguafiestas es su difuso ritmo y su inconstancia y la sensación permanente de que esta congregación de parodias se ha visto una y mil veces.
La química de las protagonistas alcanza su cenit en un encuentro casual en el supermercado con una viaje amiga o en ese baile cuando la fiesta empieza a arder solo en la pantalla. El slapstick es repetitivo y el metraje estirado hasta la saciedad. Por ello el caos que pretende crear resulta fallido y falto de verdad. Solo las talentosas cómicas, muy queridas en Hollywood, logran dar una tregua para equilibrar el exceso. El descaro y la verborrea de ambas es infinito pero va por libre. Es como un partido de tenis instalado en medio de un encuentro de fútbol americano. Un toma y daca que acaba secuestrando la comedia de Jason Moore, cineasta de ‘Dando la nota’.
Todo está al servicio de ellas y eso se acaba pagando. No asistimos en realidad a una película sino a un discursivo e interminable intercambio de bromas entre dos humoristas enérgicas. Con una trama tan simplona rematada con perfume de moralina es imposible elevar el recital privado de ambas actrices. Un ‘malditas vecinas’ bobona y previsible, camuflada por la innegable clase de sus femeninas destructoras.
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