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Guillermo Balbona

Fuera de campo

El desafío

El vértigo de la historia

 EE UU. 2015. 124 m. (7). Drama. Director: Robert Zemeckis. Intérpretes: Joseph Gordon-Levitt, Ben Kingsley, Charlotte Le Bon, James Badge Dale, Cesar Domboy, Clement Sibony, Benedict Samuel. Salas: Cinesa y Peñacastillo

Una vida en construcción. Un sueño en el aire. Se hace camino al andar. Y lo importante, como en Itaca, es el camino. ‘El desafío’ es un filme luminoso y virtuoso, un cuento vitalista sobre una forma de enfrentarse al mundo. No conviene mirar abajo. El verdadero 3D lo pone la dimensión de la apuesta, la ambición arrebatadora, el contraste entre el hombre menudo y la inmensidad del cielo abierto. Robert Zemeckis cuenta (peor) el reto de altura de Phillipe Petit. Lo que ya hizo (mejor)  un documental, ‘Man on wire’ de James Marsh, con fuerza narrativa.

El cineasta de ‘Forrest Gump’ vuelve a digitalizar la vida y con impresionante perfección recrea de lado a lado de la biografía a la ficción, y viceversa, el trayecto de un sueño. Curiosamente el filme es más intenso y jubiloso cuando el funambulista permanece en tierra, cuando el miedo, la turbación, la impresión se detienen en los detalles de su desafío. La iniciación, el aprendizaje, las voces maestras, la observación, las complicidades. Petit es arrogante, petulante, egoísta pero esa personalidad rechazable se compensa con la energía cautivadora de su empresa. El cine roza el cielo, y nosotros con él, cuando nos sentimos como espectadores y, una vez más, material de asombro. A Zemeckis no le interesa tanto el retrato de Petit como el rescate de la barraca, del cine como artefacto mágico que abre el ojo a la capacidad de ser hechizado desde la pantalla. En este sentido ‘El desafío’ se postula como experiencia visual, como invitación a no cerrar los ojos. En realidad el protagonismo no reside en Petit ni en su ascenso al techo de su sueño, sino en las Torres Gemelas con su carga simbólica y el vértigo de su ausencia. El filme posee así un camino de redención y otro de restitución.

La metáfora y lo digital, el entretenimiento y la voluntad de contar se funden en un encaje natural. Petit cruzó los edificios imponentes, destruidos el 11-S, en los años setenta cuando las Torres culminaron su interminable ascenso vertical. El cineasta de ‘Regreso al futuro’ ilustra esta pirueta moral, el número circense de un equilibrio imposible entre el reto de ayer y el vacío de hoy. En ocasiones la narración destila adrenalina, en otras entusiasmo. Todo es un trampantojo espectacular, un decorado entre el ego inmenso del personaje, la sobredimensión de la arquitectura y el peso visual de la historia. Zemeckis juega con las cartas marcadas y lo humano en muchas ocasiones es mera excusa.

Las Torres y un cable, que es el propio cine tenso y tensado, tendido a través de la cámara para devolver al mundo su relato de ciudad. Hay ingenio y suspense. El vértigo es una opción. Al cabo, amamos, deseamos, vivimos sobre una cuerda floja que nunca está tendida del todo. Lo demás, ya se sabe, es pura zona cero.
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Guillermo Balbona comenta la actualidad cinematográfica y los estrenos de la semana

Sobre el autor

Bilbao (1962). Licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense. Ser periodista no es una profesión, sino una condición. Y siempre un oficio sobre lo cotidiano. Cambia el formato pero la perspectiva es la misma: contar historias.


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