En la carretera que lleva al campamento de Idomeni también hay algún puesto de ropa o del calzado que ha llegado hasta Grecia gracias a la ayuda humanitaria. Cuando juntan varios pares y ninguno sirve a los miembros de la familia, los venden en alguno de los puestos. La mayoría de la ropa que les ha llegado es usada y mucha está rota, pero para ellos es una oportunidad, un regalo.
Los voluntarios que trabajan en los almacenes en los que se recibe la ayuda humanitaria, alertan de que, de momento, no se siga enviando ropa de abrigo porque las temperaturas empiezan a ser muy altas y necesitan prendas y calzado de verano. Aunque todos coinciden en que la mayor necesidad que hay es de comida.