Cinco meses y medio después de las elecciones del 20 de diciembre la clase política entra de nuevo en campaña para la nueva cita del 26 de junio. Los hastiados ciudadanos se acercarán a las urnas con la misma incertidumbre de si los líderes de los partidos, los viejos y los nuevos, Mariano Rajoy, Pedro Sánchez, Pablo Iglesias y Albert Rivera, serán capaces de encontrar alguna fórmula para la gobernabilidad de España en esta segunda oportunidad. La decepción del cuerpo electoral, la inoperancia política, auguran en los sondeos un incremento de la abstención hasta cinco puntos por encima del 20-D, pero no es descartable que finalmente se movilicen en uno u otro sentido el voto útil y el del miedo hasta alcanzar una participación similar a la de entonces.
En Cantabria están en juego sólo cinco de los 350 escaños del Congreso y es probable que la distribución de los últimos comicios (PP 2, PSOE 1, Podemos 1 y Ciudadanos 1) se consolide dentro de dos semanas. Tal vez por eso la campaña cántabra no prevé grandes hitos, porque los líderes se reservan para los grandes desafíos de Madrid, Barcelona, Andalucía o Valencia. Pedro Sánchez vino y llenó en las vísperas, y Pablo Iglesias ya da por amortizado el número del desayuno con sobaos junto a Revilla. Mariano Rajoy tampoco tiene confirmada su presencia en Santander y eso es más raro porque no suele faltar a un partido que siempre juega en casa y donde además el PP tiene el tercer diputado a tiro de 10.000 votos. Solo Albert Rivera se anuncia en Cantabria en la segunda semana de campaña.
Miguel Ángel Revilla, que con sus 100.000 votos autonómicos, ejerce de nuevo un rol arbitral en las elecciones generales, tuvo en su intervención en el Foro de la Ser a tres de los cuatro cabezas de lista de los partidos principales. Sólo falto Félix Álvarez, como si las diferencias del candidato de Ciudadanos con el líder del PRC no llevaran arreglo. Sí estuvo arropando a la número uno del PP, Ana Madrazo, el presidente del partido, Ignacio Diego, que aguantó como un profesional las previsibles andanadas de Revilla a la ‘herencia recibida’. Lo que haga falta para ‘engrasar’ en favor del PP una cuota de voto que el propio PRC calcula en torno al 19%.