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Jesús Serrera

A Capella

El Primero de Mayo más caliente

“Trabajo, trabajo y trabajo para salir de la crisis” era la receta, no muy sofisticada, que los dos sindicatos mayoritarios extendieron en la manifestación del Primero de Mayo de 2011 convocada, entonces como ahora, a tres semanas de las elecciones autonómicas y municipales. Bajo el lema ‘Empleo con derechos. Contra los recortes sociales’, en alusión a las medidas restrictivas que el Gobierno Zapatero se había resignado a tomar justamente un año antes, marcharon en Santander 3.000 personas, según los organizadores. No había, naturalmente, nadie del Gobierno regional PRC/PSOE: apenas media docena de dirigentes socialistas de segundo nivel y ningún regionalista relevante. Anteayer contabilizaron 6.000 manifestantes, con amplia presencia de los partidos opositores.
Después de cuatro años, la batalla contra el desempleo ha tenido altibajos, pero en términos absolutos está donde estaba, muy lejos aún de cantar victoria. En marzo de 2011, el último paro registrado antes de aquel Primero de Mayo, marcaba 47.395 desempleados en Cantabria y las cifras de este último marzo eran de 47.720 parados. Las diferencias son más apreciables en la EPA: en el primer trimestre de 2011 había 44.800 parados cántabros y en esta última suben a 51.500 , después de llegar en 2013 hasta 56.900 para conectar a continuación con el ciclo positivo de 2014.
Lo que sí ha cambiado drásticamente es el discurso sindical. Hace cuatro años, la secretaria general de UGT, María Jesús Cedrún, defendía la iniciativa legislativa popular armada por su sindicato y por Comisiones Obreras en favor de las capas de la sociedad más afectadas por la crisis y el paro. Era un posicionamiento bastante condescendiente, pues se trataba, decía Cedrún, de «dar una nueva oportunidad» a los gobernantes para que comprobasen que la reforma laboral había sido un fracaso.
Ahora ya no hay más oportunidades. Este Primero de Mayo, el más caliente de los últimos años, escenifica la enérgica participación de los dos sindicatos principales en la ofensiva para desalojar al PP del poder en las instituciones cántabras. Lo reconocen con naturalidad y a cara descubierta. Por el momento, con más visibilidad y contundencia el secretario general de CC OO, Carlos Sánchez, que Cedrún, la líder de UGT.
Por supuesto, no hay nada extraño en que los sindicatos de clase se muestren más beligerantes cuando es el centro-derecha el que gobierna, pero en esta ocasión opera un plus de agresividad por la pésima relación con el Ejecutivo del PP a lo largo de toda la legislatura. La falta de diálogo social ha sido un reproche constante de los sindicatos al Gobierno del PP.
Diego subraya sus múltiples contactos y los de su gabinete con los trabajadores y con los comités de las empresas en crisis –Sniace, Papelera del Besaya, Saint Gobain o Nestor Martin– aunque esa disposición al diálogo y/o la ayuda gubernamental se ha manifestado en episodios puntuales, y no dentro del marco general de la Concertación Social, que el PP había rescatado durante el mandato de José Joaquín Martínez Sieso.
Tampoco ha sido una prioridad en el gasto para el actual Gobierno, escaso de recursos. Porque la Concertación Social no es solo una fotografía para escenificar el clima de entendimiento, son también fondos públicos para las actividades formativas de las organizaciones que la integran.
El diálogo social no ha prosperado con una CEOE en crisis permanente y por la gran desconfianza del Gobierno hacia los sindicatos mayoritarios. En el caso de UGT, por su papel contra el PP en la crisis de Sniace y en la moción de censura en Torrelavega. En el de CC OO, por la mayor hostilidad de su líder, Carlos Sánchez, en comparación con su antecesor, Vicente Arce. Con algún café por medio, Diego y Arce habían llegado a tener un contacto más fluido.
El Consejo Regional de CC OO acaba de aprobar un documento en el que declara sin ambages su ubicación en la izquierda política y el objetivo de alentar la derrota del PP el 24-M, tanto por la situación del empleo, como por los recortes y la ausencia de diálogo social. Las acciones judiciales emprendidas por el sindicato contra Ignacio Diego y Samuel Ruiz por la contratación de parados en los ayuntamientos contribuyen a ese mismo propósito electoral.
Los sindicatos se han puesto en este Primero de Mayo en la primera línea del ‘frente anti PP’ –su manifiesto es inequívoco– y la oposición política les recibe con los brazos abiertos. Miguel Ángel Revilla intentar reforzar en estos días las relaciones sindicales, aunque el viernes optó por no asistir a la manifestación y enviar una representación regionalista con la número dos de su lista autonómica, Marina Lombó, al frente.
Revilla llama a la «unidad de las fuerzas progresistas» en estos comicios y el PP se apresura a propagar a los cuatro vientos el mensaje del líder y candidato del PRC para que los electores se ubiquen mejor sobre dónde está cada cual en estas vísperas del 24-M. Y el PSOE de Díaz Tezanos espera, naturalmente, que los ‘primos hermanos’ de UGT se animen a entregarse a la causa de lograr un Gobierno progresista con el fervor de los viejos buenos tiempos.

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Crónica, opinión y análisis de la actualidad. Con todas las voces, sin acompañamiento instrumental

Sobre el autor

Bilbao. Licenciado en Ciencias de la Información por la Universidad del País Vasco. En El Diario Montañés desde 1982. Subdirector. Sobre este blog: Crónica, opinión y análisis de la actualidad. Con todas las voces, pero sin acompañamiento instrumental. Se agradecen las sugerencias para mejorar el repertorio.


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