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Jesús Serrera

A Capella

Revilla le mueve el banquillo a Marcano

Hace sólo unos días, Arantza Quiroga, la presidenta del PP del País Vasco, instaba a sus compañeros a dejar de mirar hacia adentro, a los avatares internos del partido, para empezar a mirar hacia afuera, a lo que están demandando la sociedad y los ciudadanos. Consejos y pronunciamientos del mismo o parecido tenor sobre la necesidad de un cambio de visión en la política surgen recurrentes en todas las formaciones y suenan sensatos y oportunos, pero no parece que el mensaje cale profundo. El hito que supone la presentación de las candidaturas autonómicas, que ha culminado esta semana para los tres grandes partidos de Cantabria -PP, PRC y PSOE- sugiere que los tiempos cambiantes de la política no les impresionan gran cosa o que no se dan por enterados. La continuidad impera. Sólo Miguel Ángel Revilla ha movido el banquillo para atenuar esa mala fama de que la mujer siempre ha tenido un papel subordinado en el PRC y también para restringir con dureza el peso político de quien ha sido mucho tiempo, y ya no lo es, su delfín, Francisco Javier López Marcano.
Los grandes partidos están lejos del gran colapso que se había aventurado precipitadamente. Las elecciones andaluzas han verificado que mantienen gran parte de su potencia, incluso el PP en su severa derrota. Pero también es cierto que el progresivo deterioro de las formaciones mayoritarias –por los escándalos de corrupción, por la falta de respuesta a la crisis y al paro…– han ido consolidando otras opciones políticas.
En Cantabria, dos nuevos partidos, Podemos y Ciudadanos, amenazan con hacerse con una cuarta parte de los 35 escaños en juego en el nuevo Parlamento. Eso sin contar con el largo catálogo de siglas y coaliciones más o menos minoritarias, e incluso extravagantes, que buscan un lugar al sol de la política.
Puede ser que el 24 de mayo las gentes de Pablo Iglesias y de Albert Rivera no lleguen tan lejos como auguran las encuestas, pero parece ya evidente que un porcentaje nada despreciable de los electores cántabros está dispuesto a votar a unos candidatos regionales y/o locales que ni siquiera conocen mejor que a los que ya se tienen aprendidos en los partidos convencionales. O sea, antes que lo malo conocido, cualquier cosa.
El avance de ese descrédito tendría que resultar tan preocupante para los grandes partidos como para hacer algo al respecto a la hora de confeccionar las listas electorales. Un guiño cómplice de haber entendido el reproche ciudadano, alguna renovación generacional que escenifique un mensaje de cambio, un cierto propósito de enmienda.
Nada de eso se detecta. Frente al riesgo de que entre aire fresco, se impone el blindaje de los aparatos. La jerarquía por encima de cualquier otro factor. La supervivencia personal de los bien colocados antes que una estrategia colectiva de largo aliento. Y en fin, frente al clamor por la regeneración, un buen puñado de alcaldes imputados por la justicia que vuelven a ser candidatos. Ni un solo representante de las organizaciones juveniles de los tres grandes partidos ocupa puestos de salida en las listas electorales al Parlamento.
En el PSOE, el único debutante en esa franja que asegura el escaño es Ramón Ruiz, quien es en realidad un dirigente histórico. En el PP, la novedad corresponde a Santiago Recio, otro alto cargo del partido ya muy curtido en la política. Es en el PRC donde se producen los cambios más llamativos. que evocan el tiempo de sucesión en el que ya está inmerso. Revilla nunca nombró una consejera en sus Gobiernos, pero en su última batalla política ha situado como número dos de la candidatura a una mujer, Marina Lombó, que fue directora general con Vicente Mediavilla y que goza de mucho crédito en el partido. Y en el número 4, Paula Fernández, una apuesta del primer vicesecretario general, Rafael de la Sierra.
La lista regionalista constata el deterioro –ya apenas disimulado– de la relación entre Revilla y López Marcano, a quien siempre se consideró el heredero en el liderazgo del partido. Naturalmente, Marcano se mantiene en la lista –su peso en el partido es todavía muy notable, sobre todo en Torrelavega, la plaza donde más fuerte y movilizado está el regionalismo– pero el ‘fuego amigo’ que ya padeció en el último congreso partidario se reproduce ahora en la lista regional. Desaparecen dos de los suyos: Eva Bartolomé y Rafael Pérez Tezanos.
La renovación, la poca que se ha producido, presenta algunos casos singulares. Precisamente Pérez Tezanos ha sido el diputado regionalista que más ha dado la cara por su partido en esta legislatura,  por ejemplo en las duras comisiones de GFB y Cantur/Racing, más o menos en la misma medida que lo ha hecho por el PP Carlos Bedia, ahora rezagado en la lista en beneficio de otros que han pasado inadvertidos. Tampoco el PSOE ha mantenido a uno de sus parlamentarios más respetados, Francisco Fernández Mañanes. A los partidos no les faltan argumentos de todo tipo para justificar por qué los ha amortizado. Como decía Benavente, lo peor de la ingratitud es que además siempre quiere tener razón.

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Crónica, opinión y análisis de la actualidad. Con todas las voces, sin acompañamiento instrumental

Sobre el autor

Bilbao. Licenciado en Ciencias de la Información por la Universidad del País Vasco. En El Diario Montañés desde 1982. Subdirector. Sobre este blog: Crónica, opinión y análisis de la actualidad. Con todas las voces, pero sin acompañamiento instrumental. Se agradecen las sugerencias para mejorar el repertorio.


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