Los Presupuestos Generales de Cantabria –2.464 millones de euros en el presente ejercicio– describen, como ningún otro documento, el proyecto político, económico y social que propone el Gobierno de la comunidad autónoma para el futuro inmediato. Los de 2017 ni siquiera tienen un boceto, pero al día de la fecha su aprobación o rechazo se ha planteado como un asunto mucho más prosaico. Las cuentas saldrán adelante o no si está o deja de estar en su cargo uno de los más de 70 directores generales que prestan servicio en el Ejecutivo PRC/PSOE o en los demás entes regionales, aunque el protagonista de este caso no sea uno cualquiera, sino quien está al frente de la importante empresa pública Sodercán, Salvador Blanco. El planteamiento ilustra el vuelo bajo del debate político en Cantabria, pero así están las cosas. Podemos, tras el fallido ‘sorpasso’ del 26-J, profundiza en su acoso al PSOE y exige la cabeza de Blanco. Ciudadanos, siempre tan elástico, se pone a tiro como socio externo. Con la modesta potencia de dos concejales de 27, el partido de Albert Rivera sostiene la Alcaldía de Íñigo de la Serna (PP) en el Ayuntamiento en Santander y con otros dos diputados de 35 en el Parlamento se deja querer para apuntalar a un Gobierno regional de signo opuesto, el del bipartito de Miguel Ángel Revilla (PRC) y Eva Díaz Tezanos (PSOE). Si les saliera la maniobra, los dirigentes de Ciudadanos iban a desfilar por el Paseo de Pereda como los ‘reyes del mambo’ de la política regional.
Un poco de historia reciente: Tras las elecciones autonómicas, a PRC y PSOE les llevó menos de cinco minutos acordar que volverían al Gobierno con los 17 diputados que sumaron en las urnas, sólo uno menos de los 18 que consagran la mayoría en el Parlamento. Algo más de tiempo emplearon en resolver quién sería el aliado –Podemos o Ciudadanos– que apoyase la investidura y, a su debido tiempo, los Presupuestos.
Ciudadanos pronto fue excluido. Al PSOE le repelía que apoyase la precaria mayoría de De la Serna en Santander y al PRC la exigencia en apartar de la política al regionalista Francisco Javier López Marcano, imputado en el ‘caso Racing’. Podemos se avino a firmar –solo con el PRC– un pacto para la investidura de Revilla, pero también se puso intransigente con Marcano y al final se cobraron la pieza en un difícil trance para la grey regionalista.
En la posterior fase de formación del Gobierno, el PSOE tomó la arriesgada decisión de recuperar a Salvador Blanco en un cargo de tanta visibilidad como la dirección de Sodercán. Se le pondera más su capacidad de gestión que su trayectoria controvertida y la atención crítica que le dispensa la oposición en el Parlamento. Podemos le ha puesto ahora en el punto de mira, en su creciente ofensiva contra el PSOE. Quiere su cabeza como un trofeo y además que todo el mundo lo sepa. Tanto ha sido el ruido mediático del ultimátum sobre Blanco que el planteamiento general y las prioridades de Podemos sobre los Presupuestos pasan desapercibidos. Un error estratégico que incluso se discute en el seno del partido morado.
Quedan cuatro meses largos para el debate final de los Presupuestos de Cantabria 2017, mucho tiempo por delante y muchos factores de incertidumbre, entre ellos la impredecible política nacional. No faltan las apuestas. En el PRC tienden a pensar en la salida de Blanco como una solución probable. El precedente en carne propia de Marcano todavía no ha cicatrizado. Los socialistas rechazan la comparación porque Blanco no está imputado y ha salido indemne de juicios e investigaciones. Pero llegado el caso al umbral de la emergencia, también para ellos sería un alivio la renuncia, siempre que fuera voluntaria, del director de Sodercán. Bien está defender al compañero en apuros, pero lo esencial es la estabilidad del Gobierno y el control de Sodercán. En una cosa están de acuerdo PRC y PSOE: las turbulencias del ‘caso Sodercán’ generadas por Podemos no quebrarán la coalición gubernamental.
Por el momento la dirección del PSOE apoya sin fisuras la continuidad de Salvador Blanco, máxime cuando intuyen que el verdadero objetivo de la ofensiva de Podemos y de su nueva cúpula, liderada por Julio Revuelta, no es tanto el cese del director de Sodercán como el deterioro de su jefa directa, la vicepresidenta Díaz Tezanos. Toca resistir. Confiar en que la operación de Podemos se venga abajo por inconsistente y si no, ya habrá tiempo de buscar apoyos para los Presupuestos.
La opción de Ciudadanos no tiene buena pinta porque lo que el partido naranja propone es devolver al PRC Sodercán, que fue la gran conquista del PSOE en la negociación del Gobierno. Por lo demás, sería todo un papelón dar la bienvenida como nuevo socio al partido que tanto han criticado por sostener a Íñigo de la Serna en Santander. A los socialistas cántabros no les ha pasado desapercibida la reciente oferta de Mariano Rajoy: a cambio de la investidura, apoyo al PSOE en las comunidades en las que dependen de Podemos. Eso tendría gracia: en vez del único voto que necesita el Gobierno PRC/PSOE para defenderse en el Parlamento, tendría los 13 del PP. Claro que ofertas como la de Rajoy son más fácil de enunciar que de hacerlas realidad.