El tramo final de la campaña se anima con las llamadas ‘encuestas prohibidas’, que esquivan los plazos de la obsoleta y restrictiva normativa al respecto. Las de El Periòdic d´Andorra, que adquirieron justa notoriedad en los días previos al 20-D, detectan ahora una progresión del PSOE, hasta empatar en escaños, aunque no en votos, con Unidos Podemos. Las de ‘Politikon’ y ‘El Español’ dan ventaja a un hipotético pacto de toda la izquierda frente al centro-derecha de PP y Ciudadanos. En Cantabria refrenda la repetición de los resultados de diciembre que anticipaba el CIS en el Congreso (PP 2, PSOE 1, Podemos 1, Ciudadanos 1). De los nueve escaños que se deciden en esta circunscripción, siete se dan por seguros, dos quedan en disputa.
En el Congreso, la pugna por el quinto escaño está entre el PP, que busca su tercer diputado, y Ciudadanos que defiende el único que tiene. Nunca fue un objetivo fácil para los populares porque se trataba de restar al partido naranja unos 10.000 votos, convenciendo a los indecisos papeleta a papeleta. En medio de la ardua tarea, en la semana decisiva de la campaña, el escándalo de la concejala obligada a dimitir por una corruptela de 6.000 euros. Y  además en Santander, donde se concentra un tercio de los electores de Cantabria. Para rematar la campaña, el oscuro episodio del ministro Fernández Díaz en Cataluña. El PP insiste en la llamada al voto útil, pero va muy justito de optimismo.
La otra plaza en litigio es el cuarto senador. Si se cumplen los pronósticos, el PP ganador se llevará los tres primeros. El restante, para la segunda fuerza, PSOE o Unidos Podemos. Frente a las listas cerradas del Congreso, el voto abierto en el Senado añade incertidumbre. La coalición de izquierdas no ha hecho ‘mailing’ para la Cámara Baja. O sea, las papeletas no llegan marcadas y además preservan la procedencia de sus candidatos, tal como figura en el acuerdo de alianza electoral. El primero es Kevin Botejara (Podemos), la segunda Mercedes Boix (Izquierda Unida), la tercera Montserrat Obregón (Podemos).
En la Transición hubo candidatos al Senado de UCD, Alianza Popular, PDP… que ganaron o perdieron sus escaños en liza más o menos leal con sus propios compañeros de lista. Unos sabían recoger más votos y otros menos. La maniobra tenía un nombre: el ‘voto en seco’. También puede ser que el PSOE aproveche esa disyuntiva en Unidos Podemos.