En el debate parlamentario sobre la limitación de altos cargos, a Podemos Cantabria ya se le ha notado que no quiere meterle mucha presión al Gobierno PRC/PSOE que apoyó en la investidura, sino más bien todo lo contrario. Por el momento se conforma con hacer el ademán de grupo opositor. Una faena de alivio, a ver si cuela.

Podemos anunció que iba a apoyar en el Parlamento una propuesta acordada por PP y Ciudadanos para impedir, desde ya mismo, el nombramiento de más altos cargos en la Administración. El posicionamiento era bastante consecuente con el discurso de austeridad y crítico contra la ‘casta’ que ha caracterizado al partido de Pablo Iglesias. Pero en última instancia Podemos cambio su voto positivo por la abstención, como respuesta -explicó- a la actitud insultante que percibió en la diputada del PP que defendía la iniciativa, Isabel Urrutia. O sea, las formas prevalecieron sobre el fondo de la cuestión. No es una coartada muy convincente. El caso es que Podemos propició que los grupos que apoyan al Gobierno, PRC y PSOE, que iban a votar a favor para que no quedara patente su minoría parlamentaria, cambiaran también su voto del sí al no para derrotar la proposición popular. La ocasión la pintan calva.

Para maquillar un poco su déficit de credibilidad, Podemos anunció a continuación que iba a presentar ante la Cámara una iniciativa para limitar los altos cargos aún más restrictiva que la del PP, pero de momento lo que le ha salido es una blandita interpelación al Gobierno que ni siquiera tiene que ser votada en el Parlamento. Más adelante, ya se verá.

El PP ha visto rechazada la limitación de altos cargos que propugnaba, pero seguramente no consigna su iniciativa parlamentaria como un fracaso, pues ha conseguido poner en evidencia las relaciones de subordinación y dependencia que unen a Podemos y al Gobierno de coalición.