Y de pronto, Ciudadanos. Los tres partidos –PP, PRC y PSOE– que han copado el Parlamento de Cantabria en los últimos 16 años ya habían descontado cuatro o cinco escaños de la nueva Cámara, reducida de 39 a 35, para la llegada de Podemos. Pero lo que no esperaban es que llamase a la puerta con similar energía el efervescente partido de Albert Rivera, que hace solo diez meses, en las elecciones europeas, contabilizó en Cantabria la tercera parte de los votos que logró el partido de Pablo Iglesias o los ahora declinantes Izquierda Unida y UPyD. La primera encuesta de EL DIARIO augura cinco partidos en el hemiciclo parlamentario y la llegada de un tiempo nuevo. Dos partidos de muy reciente creación, Podemos y Ciudadanos, sin organización municipal, con candidatos regionales desconocidos o todavía por elegir, sin otro equipaje que el discurso y la imagen de sus líderes nacionales, aprovechan el descrédito de las grandes formaciones y aspiran a adjudicarse más del 25% de los votos en las elecciones autonómicas de mayo. PP y PRC pierden gran apoyo electoral y el PSOE frena la caída, pero no sale del pozo.
La mudanza en el paisaje político no impedirá la décimo sexta victoria consecutiva del PP en las citas electorales de toda índole celebradas en Cantabria desde 1994. Pero las limitadas expectativas de renovar la mayoría absoluta que manejaban Ignacio Diego y la cúpula del PP se esfuman definitivamente en el sondeo, aun cuando un gran volumen de electores todavía no ha decidido el voto.
El partido en el Gobierno pierde respaldo a pesar del empujón de Íñigo de la Serna en Santander y de sus 60 alcaldes. Acusa el enfado ciudadano por la crisis, el paro y los ajustes. El esfuerzo por sanear la Administración de la ‘herencia recibida’ no encuentra el suficiente reconocimiento, frente a las promesas defraudadas de una rápida reactivación de la economía y del empleo, y a los escándalos de corrupción que han sacudido al PP en media España.
No le faltaban motivos al ala pesimista del PP de Cantabria para temer el meteórico avance de Ciudadanos, pues es factible que proceda en buena medida del voto popular desencantado. Ahora el PP tendrá que cambiar el chip y mirar al partido de Rivera desde una doble perspectiva. Hasta las elecciones, Ciudadanos será un temible rival directo al que deberá tratar como tal y muy en serio, entre otras cosas porque aún puede crecer más de aquí a las elecciones.
Pero en la noche del 24 de mayo, si los resultados se aproximan a los del sondeo, el PP podría empezar a mirar a Ciudadanos como a su mejor aliado, el más cercano en lo ideológico, para alcanzar un acuerdo sólido que le permita seguir en el poder, que de eso se trata. Sin la anhelada mayoría absoluta, pactar con Ciudadanos será para el PP una vía por explorar.
También el PRC baja muy sensiblemente, más incluso de lo pronosticado desde el PP. En el origen del declive, el terrible 2011 que castigó al regionalismo con el desalojo del Gobierno y el fracaso en las elecciones generales. Se abrieron entonces dos caminos divergentes: Revilla ya no era el presidente, pero alcanzó una gran proyección mediática personal con sus libros y apariciones televisivas, mientras su partido, luego de 16 años al calor del poder, enfrentaba una travesía del desierto. Los 30 alcaldes mantienen el vigor del PRC en la región, pero no han faltado episodios de conflicto. El PRC ha sido durante años el gran beneficiario del voto de castigo a los dos grandes partidos nacionales, pero ahora está entre las víctimas, con Podemos y Ciudadanos al acecho.
El sondeo ofrece dos visiones contrapuestas: Revilla es un político muy popular y bien valorado –sólo por detrás de De la Serna, el único que aprueba– y el PRC languidece en la estimación de los electores. Queda por verificar si, como aventuran los expertos, el potente liderazgo de Revilla, en su último desafío en las urnas, es capaz de darle la vuelta en la campaña al declive regionalista.
Para el PSOE, el sondeo es casi un alivio. Nada de tirar cohetes, claro, pero apenas pierde apoyo. Una explicación es que ya en 2011 tocó fondo, aunque fuera y hasta dentro del partido se temían hasta hace poco que hubiera margen para un nuevo descalabro. El estudio revela un preocupante déficit en el grado de conocimiento de los electores de Eva Díaz Tezanos, líder del partido desde 2012 y por primera vez candidata autonómica. El PSOE afronta la campaña electoral con algún avance en la cohesión interna, frente a la división interna de etapas anteriores que tuvo un efecto negativo en las urnas.
La encuesta refuerza la hipótesis de que al PRC y al PSOE no les saldrán las cuentas para gobernar en coalición si no incorporan al empeño a alguno de los dos nuevos partidos. Hasta ahora, sólo manejaban la opción de Podemos y con muy limitadas expectativas, por la displicencia que el partido de Pablo Iglesias muestra a la hora de tratar con toda la ‘casta’.
Pero la irrupción de Ciudadanos, quizá con fuerza para decidir la gobernabilidad de Cantabria, puede cambiarlo todo. Incluso los escrupulosos reparos de Podemos, que en este tiempo político tan extraordinariamente cambiante ya empieza a perder gas en los estudios de opinión pública.