En el paisaje de un municipio castigado por la crisis industrial y el índice de desempleo más alto de Cantabria, en torno al 25%, aparece la sombra añadida de la convulsión política, con la moción de censura de hace trece meses como hito principal. Ildefonso Calderón (PP), el primer alcalde del PP en la historia de la ciudad fue desalojado en enero de 2014 por una moción de censura pactada por PSOE y PRC, de origen y balance muy discutidos. Hasta tal punto, que quienes han escenificado el nuevo rumbo en el gobierno municipal, la alcaldesa socialista Lidia Ruiz Salmón y el primer teniente de alcalde, el regionalista Pedro García Carmona, llevan colgada la etiqueta de ‘amortizados’ incluso en sus respectivos partidos. Ahora, una docena de siglas se prepara para competir en las elecciones de mayo, la mitad con posibilidades de entrar en una Corporación de 25 escaños. Casi 50.000 votos en juego y una gobernabilidad muy complicada.
Ildefonso Calderón tiene su foto en el cartel electoral del PP desde aquella mañana del 15 de enero del año pasado en que fue vitoreado por sus partidarios en el Boulevard tras ceder el bastón de mando a Lidia Ruiz Salmón. Hasta sus rivales reconocen ahora que la moción de censura fue un ‘balón de oxígeno’ para Calderón, liberado entonces del desgaste por la crisis industrial, el cierre de Sniace y las movilizaciones en las calles. El candidato del PP confía en ser de nuevo el más votado, si no le pasa mucha factura la erosión del su partido, y no tiene otra competencia en su espectro político como no sea el avance que los sondeos otorgan a Ciudadanos.
El Gobierno regional ha situado a Torrelavega en el centro de su plan de empleo, incluidas las ayudas a Sniace, pero también ha dejado improntas negativas. Las declaraciones de Ignacio Diego sobre la conflictividad laboral del municipio y, sobre todo, el episodio de los carteles arrancados en el Hospital de Sierrallana siguen vivos en la memoria colectiva de la ciudad.
Tampoco le han faltado dificultades a José Manuel Cruz Viadero, candidato del PSOE luego de imponerse en las primarias a Ruiz Salmón y a todo su poder: alcaldesa, secretaria general y apoyada por la ejecutiva regional. Cruz Viadero, que en su día dimitió como concejal al oponerse a una moción de censura que juzgaba extemporánea, empieza a trabajar más a gusto en su campaña, más arropado por los suyos después de las turbulencias que provocó su victoria sobre el oficialismo. Ahora le toca negociar la lista con la dirección del partido y resolver la incógnita de si Ruiz Salmón tiene interés en formar parte de ella.
El candidato socialista constata avances en el camino hacia la normalización interna tras la fractura provocada por la moción de censura, con la expulsión de su dirigente más carismática, Blanca Rosa Gómez Morante, alcaldesa durante trece años por el PSOE, el partido más votado en Torrelavega desde 1979 hasta 2011.
La opinión generalizada augura que Gómez Morante llevará a la Corporación a su nuevo partido, Torrelavega Sí, con su propio escaño y quizá otro más, calculan, pero reduce sus expectativas de ser clave para la gobernabilidad, ya sea con el PP o con el PSOE, nunca con el PRC por la manifiesta enemistad con Francisco Javier López Marcano. Aliada con La Unión para concurrir a las elecciones regionales, a la exalcaldesa le habría ido mejor con Ruiz Salmón como rival, pues Cruz Viadero representa su mismo planteamiento político, pero dentro de la disciplina socialista.
En el PRC, impulsor inicial de la moción de censura, se ven las elecciones de mayo como una gran oportunidad de hacerse con la Alcaldía de Torrelavega, que solo ocupó con López Marcano en un intervalo (1999-2003) de la larga etapa de Gómez Morante. Ahora será el hijo del exconsejero, Javier López Estrada, quien asuma el desafío de ser el candidato luego de un singular proceso de elección interna en el que la cúpula del partido, incluidos Miguel Ángel Revilla y Rafael de la Sierra, han obrado con cuidado para evitar el conflicto en la más numerosa agrupación del PRC, que lidera López Marcano con un altísimo grado de movilización.
Pero el relevo sin contemplaciones del candidato en 2011 y máximo representante del PRC en la Corporación, Pedro García Carmona, no ayuda a transmitir la idea de consistencia del proyecto regionalista en esta legislatura.
La situación de crisis en Torrelavega, que no ha remitido con los sucesivos gobiernos municipales, sugiere que los tres grandes partidos pueden perder votos en mayo con más intensidad que en el conjunto de Cantabria, teóricamente con el beneficio mayor para la izquierda más radical.
Pero como siempre, opera el factor de la división. La fuerza emergente de Podemos choca en la ciudad del Besaya con el ‘establishment’ de ACPT, que en 2011 logró un concejal y a punto estuvo de sumar otro. Su carismática dirigente, Esther García, falleció, y el sucesor, Iván Martínez, ya está en campaña por los barrios y cuenta con el apoyo del PCPE, mientras que IU reclama también su cuota. Tres opciones en un mismo caladero. La unidad de la izquierda por la que clamaba el histórico José María Gruber se ve muy lejana.