Ignacio Diego y Alberto Fabra, presidentes de Cantabria y de la Comunidad Valenciana, bromeaban a mediodía del sábado por los corrillos de políticos y periodistas en la convención nacional del PP en Madrid sobre los rumores que han puesto en duda la proclamación de ambos como candidatos autonómicos en las elecciones de mayo. Fue como un gesto de seguridad y confianza sobre las intenciones al respecto de Mariano Rajoy. En lo que concierne a Diego, en el PP de Cantabria, con toda su cúpula presente en este encuentro, no hay ninguna duda y hasta detectan que su líder ya ha superado los malos momentos que le procuraron hace un par de semanas los avatares del ‘caso Aquagest’, la empresa que pagó su estancia en un balneario asturiano, un episodio de 2010 que investiga el Tribunal Supremo.
Como no habrá confirmación oficial de candidatos hasta febrero, en el PP cántabro se interpretaron los indicios –siempre en clave positiva– al estilo de los viejos ‘kremlinólogos’. Por ejemplo, que el jefe del Ejecutivo haya sido ponente en la convención, con la ministra Fátima Báñez como acompañante. O que grabase en la propia convención un videoclip para las elecciones. Diego dedicó el desayuno del sábado a los contactos con la organización que fomenta y canaliza el voto del PP entre los españoles –naturalmente, también los cántabros– residentes en el extranjero, particularmente en los países de América Central y del Sur. «Bueno, por si soy candidato», ironizaba el presidente, poco antes de asistir a la sesión plenaria de ayer, en la que Mariano Rajoy estuvo acompañado por quienes serán dos pesos pesados en la campaña electoral de mayo, Carlos Floriano y Javier Arenas, y a la que siguió una comida de Rajoy con los presidentes autonómicos del PP, en la que no se habló nada de política.
En la confianza de Diego opera no solo la inédita mayoría absoluta lograda en 2011 sino también el hecho de que en las encuestas que maneja el PP Cantabria es una de las tres regiones con mejor estimación de voto en mayo.
La convención del PP, bajo el lema ‘Juntos por un gran país’, rebosó ambiente electoral (aunque Rajoy haya aplazado el asunto de las candidaturas para centrarse en la economía), con una afluencia, 2.600 participantes, mucho mayor que las celebradas últimamente. Todo el mundo quería dejarse ver, que pronto tocará confeccionar las listas. En los pasillos no hubo otro tema de conversación, salvo quizá el discurso de José María Aznar, la tarde anterior, lleno de contenido político, en un tono severo de advertencia y por momentos crítico con ciertas actitudes del partido, que gustó mucho más a los entusiasmados militantes que a la cúpula nacional del PP. Tan contundente fue Aznar que la intervención posterior de la secretaria general, Dolores de Cospedal, resultó una suerte de anticlímax.
La delegación cántabra en la convención del PP fue creciendo desde su inicio. Acompañaron a Ignacio Diego la vicepresidenta, María José Sáenz de Buruaga, el consejero Francisco Rodríguez y los directores generales Isabel Urrutia y Santiago Recio, todos ellos altos cargos del partido. Entre los alcaldes y números uno figuraron Íñigo de la Serna (Santander), Ildefonso Calderón (Torrelavega), Diego Movellán (Camargo), Iván González (Castro Urdiales), José Manuel Igual (Arnuero), Julián Vélez (San Vicente de la Barquera), Milagros Rozadilla (Santoña), Ángel Vega (Laredo), Enrique Bretones (Alfoz de Lloredo), Juan José Alonso (Escalante) y Ángel Cuadrado (Riotuerto). Entre los diputados regionales, Íñigo Fernández, Luis Carlos Albalá, Carlos Bedia y Ruth Beitia. La campeona europea de salto de altura y capitana de la selección española de atletismo fue una de las figuras más populares de la Convención. Se hizo muchas fotos con los militantes y habló en un foro de su carrera deportiva y de las inquietudes sociales que la animaron a entrar en política.
También han estado en el encuentro del PP los diputados nacionales y senadores Ana Madrazo, María Jesús Susinos, Encarnación Salmón, Tamara González, Gonzalo Piñeiro, Javier Puente y José María Alonso, el secretario de Estado de Cultura, el santanderino José María Lassalle, y una nutrida representación de Nuevas Generaciones, encabezada por su presidente, Javier Fernández Soberón.