Valderredible fue, en febrero, el primer ayuntamiento regionalista que tomó la decisión de darse de baja de la Federación de Municipios de Cantabria (FMC). Bareyo, en octubre, ha sido el último. Sus alcaldes, Fernando Fernández y José de la Hoz, dos hombres de peso en el PRC, han cumplido ya y ahora esperan que todos los demás respalden el acuerdo que la ejecutiva regional del partido tomó por unanimidad a finales de enero para que los treinta municipios que gobiernan –20 con mayoría y 10 en coalición con el PSOE– abandonasen la FMC.
La decisión regionalista respondía formalmente al drástico recorte –de 15,5 a 4 millones de euros– que el Gobierno regional había aplicado al Fondo de Cooperación Municipal, reconvertido en Fondo de Liquidez. Al tiempo pretendía reforzar la oposición regionalista también en el ámbito municipal, que ni entonces ni ahora queda muy clara.
En efecto, mientras Miguel Ángel Revilla animaba a los suyos en Navidad a ‘mover la silla’ de los alcaldes-diputados del PP –como ahora intentan con Ildefonso Calderón en Torrelavega– por votar en el Parlamento contra los intereses de sus municipios, en otros ayuntamientos importantes el PRC gobernaba con el PP o le sostenía en el poder.
Aquel acuerdo tomado por la dirección regionalista en enero era más bien un gesto, pues la salida de la FMC no sería efectiva hasta once meses más tarde, el próximo 31 de diciembre. Pero ahora ya sólo restan cinco semanas para que termine el año y el PRC ha vuelto a reactivar la operación de ruptura con la FMC. La ejecutiva regional, reunida el pasado viernes en torno a su secretario general, Miguel Ángel Revilla, abordó el tema con un discurso de unidad de acción: ‘Todos como una piña fuera de la FMC’, siguiendo los pasos de Valderredible y Bareyo, y también de otros ayuntamientos que han aprobado el acuerdo como Liérganes y Ruiloba, mediante coalición con el PSOE, y Penagos, el pionero, donde gobierna con mayoría un alcalde independiente.
Así pues, a lo largo del mes de diciembre se sucederán los plenos municipales en los que las corporaciones de gobierno regionalista acordarán la salida de la FMC. Los alcaldes ya están coordinando las operaciones. La fecha límite prácticamente coincidirá con el debate definitivo en el Pleno del Parlamento de los Presupuestos regionales para 2014, en los que los que, inicialmente, los fondos de ayudas municipales no varían, aun cuando el Ejecutivo del PP sostiene que los planes de obras y empleo compensan muy sustancialmente el recorte de 2013.
La estrategia de la ejecutiva regionalista de abandonar la Federación de Municipios genera dudas e incertidumbre entre un sector de los alcaldes e incluso en la propia FMC ha tenido lugar alguna reunión extraoficial para tratar de hallar una solución, pero el intento ha sido de momento infructuoso: la clave del asunto, el ‘tijeretazo’ a los fondos municipales, es un asunto que depende exclusivamente del Gobierno de Cantabria.
Los alcaldes del PRC han valorado también, e incluso ya se ha producido algún encuentro informal, la posibilidad de promover una entidad alternativa a la FMC. El PSOE, que tiene nueve alcaldes, ha mantenido hasta el momento la idea de seguir en la FMC.
Reducto de consenso
El abandono del PRC, que gobierna 30 de los 102 ayuntamientos, sería un duro golpe para la Federación de Municipios, el principal –o el único– reducto de consenso en la política cántabra, como se ha escenificado en el proceso de alegaciones a la Ley de Reforma de la Administración Local en el que los tres partidos principales, PP, PRC y PSOE, han trabajado conjuntamente y acordado las enmiendas por unanimidad. El propio presidente de la FMC, Julián Vélez, alcalde popular de San Vicente de la Barquera, ha lamentado la decisión del PRC, por la debilidad que traslada a la Federación cuando llegue la hora de negociar con el Gobierno regional los términos de aplicación de la reforma local, con el previsible perjuicio para los ayuntamientos de todos los colores políticos.
Lo paradójico del caso es que el PRC ha desarrollado en el último año un trabajo intenso y productivo en el seno de la FMC, pues muchas de las enmiendas a la reforma local presentadas y aceptadas por los demás partidos tienen origen regionalista. Paralelamente, la presión ejercida contra el recorte de los fondos municipales ha supuesto más de un problema para el partido del Gobierno. En septiembre, para evitar que se impusieran las tesis regionalistas en el seno de la FMC la dirección del PP se vio obligada a ordenar ‘manu militari’ a sus alcaldes a que votaran a favor de la merma de fondos a sus municipios. Fue un ejercicio de disciplina de partido acatada sin fisuras, pero no sin decepciones entre los ediles populares.
Desde esta perspectiva, el primero que respiraría de alivio por la fuga regionalista de la Federación de Municipios sería el propio aparato del PP de Cantabria.