Ignacio Diego ha dicho que la oposición que forman PRC y PSOE está dedicada a frenar la ‘proactividad’ del Gobierno que preside, lo que viene a ser una variante actualizada de las críticas a la ‘herencia recibida’ que dominaron su discurso en los dos primeros años de la legislatura. En realidad, la acusación del presidente resulta casi un elogio para sus adversarios, si se tiene en cuenta que el PP controla con una estrecha pero confortable mayoría absoluta el Parlamento, que además ha descansado durante el largo y plácido verano, algo que en España ya sólo se pueden permitir los estudiantes, la clase política y los que por desgracia no tienen trabajo.
Ni al Gobierno se le ve efervescente en la gestión de proyectos que no estén fiados al largo plazo ni tampoco es para tanto esta oposición al ralentí en la que su principal referente, el líder regionalista, Miguel Ángel Revilla, está dedicado a viajar por toda España y a rematar su segundo volumen de memorias –’La jungla de los listos’ será su título– que debe tener listo para el Día de Libro, en abril, y para su intensa promoción en una nueva campaña en las televisiones. No, la oposición a este Gobierno –y a los demás gobiernos– se percibe con más contundencia en las calles y en los hogares, entre los que claman por el trabajo perdido o por el que temen perder, en las protestas por los ERE, por la corrupción, por la merma de las pensiones y las becas, por las preferentes o los desahucios.
Lo del Parlamento es más bien una bronca, que ha vuelto en el nuevo periodo de sesiones. El Pleno inaugural estuvo dedicado en buena parte al debate sobre la crisis industrial que, al contrario de la Cámara, no se ha tomado vacaciones sino que ha seguido acechando a Sniace, Golden Line, Solvay, Insago o B3 Cable y que ha mantenido las cifras de negocio industrial y servicios en caída continuada.
En el debate, PRC y PSOE cargan la mano sobre la responsabilidad del Gobierno del PP en la recesión y el presidente Diego dibuja un paisaje de optimismo en el futuro, pero sin concretar sus hitos. El clásico diálogo de sordos: como en la anterior legislatura, sólo que con los papeles intercambiados.
A modo de contraste, en el País Vasco el partido del actual Gobierno (PNV) y el partido del Gobierno anterior (PSOE) acaban de suscribir un pacto, abierto a otras formaciones, sindicatos e instituciones, que contempla dedicar más de 5.500 millones de euros a la recuperación de la economía y el empleo, después de haber aprobado a principios de verano un plan industrial por importe de 770 millones. Buena parte de todos los recursos irán destinados a financiar la actividad empresarial, la función que los bancos se resisten a ejercer o lo hacen con costes inasumibles para muchas empresas.
Ni el contexto político es el mismo que el de Cantabria, ni la potencia económica comparable ni siquiera los instrumentos tienen por qué coincidir; de hecho, el acuerdo vasco contempla subir los impuestos mientras que el Gobierno regional ha anunciado reiteradamente su intención de bajarlos. Pero en todo caso, ese pacto busca cumplir una premisa esencial: es un hecho que los planes de reactivación económica e industrial, que alientan el asentamiento de nuevas empresas que Diego augura para Cantabria, tienden a verse favorecidos cuando hay un clima de consenso político y sindical. A lo mejor no está de más tener en cuenta lo que el vecino hace bien.
Esfuerzo presupuestario
En todo caso, Ignacio Diego sostiene que Cantabria ya dispone del plan industrial que le reclaman desde las fuerzas políticas y también desde el propio sector. El plan estaría conformado por las medidas articuladas en estos dos años por su Gobierno en diversos campos: desde la oferta de suelo industrial con los precios más competitivos de España a las líneas de créditos abiertas para financiación y bienes de equipo, los incentivos fiscales, las ayudas a la innovación, a los autónomos, etc.
A juicio del presidente, un equipaje completo para afrontar la competitividad empresarial, complementado por la alta cualificación profesional, que incluye la Formación Profesional Dual, puntera en España en la vinculación con la empresa, y un bajo índice de conflictividad laboral con respecto a muchas regiones, por ejemplo el País Vasco. Ese es el paisaje empresarial que Diego ha llevado a México con la idea de captar inversores para al menos cuatro proyectos relevantes.
Falta por concretar la plasmación en los Presupuestos de 2014, en muy avanzada fase de elaboración, del esfuerzo del Gobierno regional por la reactivación del sector industrial en el próximo ejercicio. Ignacio Diego contempla desarrollar una nueva línea orientada a la financiación de las empresas a través de Sodercán y del Instituto Cántabro de Finanzas (ICAF).