Liberbank, el banco en el que está integrado Caja Cantabria, ha mostrado en los últimos días claros indicios de un giro favorable en sus relaciones con nuestra región. De la displicencia en el trato a los afectados por las preferentes y a los intentos de mediación en el conflicto del presidente Ignacio Diego, hemos pasado a una oferta en firme para solventar el problema en la medida de lo posible en un plazo de dos meses. El presidente del banco, Manuel Menéndez, vino personalmente a Santander a informar del plan al Consejo de la Caja y se reunió también con el jefe del Ejecutivo cántabro.

Otra buena noticia: un cántabro, Francisco Martínez Sampedro, ingresa en la dirección ejecutiva de Liberbank con el objetivo de alentar una mayor fluidez de los créditos a las empresas, un recurso fundamental para enfrentar la crisis que hasta ahora ha estado muy restringido.

Finalmente, y quizá como un gesto de buena voluntad y reconciliación por parte de Liberbank, en los últimos días se ha sustanciado la salida de Liberbank del vicepresidente Enrique Ambrosio Orizaola, de filiación socialista, cuya cabeza reclamaba el PP de Cantabria desde hace uno año.

No sabemos todavía si el muy visible cambio de actitud de Liberbank respecto a Cantabria responde sólo a una reflexión voluntaria del banco o es que ha notado algún aliento en el cuello:  la batalla de los afectados por las preferentes, firme y constante; la reacción de los clientes cántabros contra una entidad que no estaba teniendo en cuenta el componente afectivo consolidado a lo largo de los 115 años de la Caja; la presión del Gobierno regional, que debe tener algunos cientos de millones de euros depositados el banco…Quizá la suma de todos estos factores. En todo caso, bienvenido sea el cambio de rumbo.