El presidente del Parlamento de Cantabria, José Antonio Cagigas, ha reprochado a los tres grupos políticos de la Cámara que no hayan alcanzado una propuesta de consenso contra la plaga de desahucios. Cagigas es un hombre del PP, naturalmente, pero su alta función institucional le permite atenuar la disciplina partidaria y tomar distancia intelectual en favor de la ecuanimidad y de sus propias opiniones.
Bien, la valiosa reflexión de Cagigas sobre el asunto de los desahucios refleja también una notable incomunicación política en el Parlamento de Cantabria, justamente el foro consagrado a la palabra y al intercambio de ideas. Seguramente, a los líderes de PP, PRC y PSOE no les habría resultado tan difícil armar en las horas previas al debate un acuerdo con cesiones por una y otra parte para llevar a la Cámara un mensaje de unidad frente al problema.
No es mucho lo que el Parlamento regional pueda hacer para frenar los desahucios, para qué vamos a engañarnos, pero el hecho de que en un tema tan sensible y tan candente prime la confrontación sobre el consenso constituye un mensaje desmoralizador en estos tiempos difíciles. Todavía es posible corregir el rumbo.