Retrato con cicatriz
Reino Unidoc 2015 Director: Asif Kapadia Guión: Gabriel Ferreira, Dudu Aram. Reparto: Amy Winehouse, Yasiin Bey, Mark Ronson, Tony Bennett, Pete Doherty, Blake Fielder-Civil, Mitch Winehouse, Tyler James, Salaam Remi,alde. Sala: Los Ángeles. Hasta el domingo.
Abrir una brecha entre lo humano y el mito. Desvelar las cicatrices. Adentrarse en el terreno tras la máscara. Un documental puede ser un mero recorrido por la epidermis de unos hechos o un perfil, o bien un mosaico profundo y poliédrico, como es el caso que nos ocupa, sobre una personalidad compleja que confronta lo público y lo privado, lo aparente y lo oculto. Asif Kapadia (cineasta de ‘El regreso’ y de ‘Senna’) arriesga para trazar el microcosmos de Amy Winehouse desde la óptica más difícil: la de la intimidad, la de sus propias palabras, la de los inéditos. Un filme con su propio ritmo interno que, en realidad, desprende una facilidad para contar la entraña tanto de la personalidad que perfila como la de la propia vida y la del tiempo que le ha tocado vivir. Talento y honestidad, dentro y fuera de la pantalla, que combinan originalidad y crónica, testimonio y personalidad tras lo mediático y el escaparate permanente.
Más allá del final trágico, de esos 27 años tan malditos unidos al mundo del rock como un desafío, esta cinta ahonda en el estudio, la radiografía y el exilio interior e invita a viajar por los entresijos de una personalidad fascinante, reflejo de una forma de vida y de un lugar en el mundo. Kapadia nunca pierde el sentido de la ilustración y de la documentación, se decanta por la rigurosidad y no cae en la hagiografía tan propia de estos retratos que suelen revelar un encargo o un diseño prefabricado para atender solo a las expectativas de los fans. Hay, por supuesto, buenos y malos, pero sobrevuela un ritmo incesante, reflejo de una vida inquieta, a borbotones, sin pausa. Música y palabra, voces, muchas, y un entorno familiar y social, de mercado y creación, enemigo, voraz, pasional y devorador. La mitología popular es diseccionada con desgarro, como corresponde con el personaje o el icono Winehouse, pero se atreve con los vértigos de la profundidad. Frente a recreaciones gratuitas y superficiales, Amy ahonda en la pluralidad privada, endógena y exógena, y los testimonios se suceden con ritmo entrelazados con imágenes recuperadas, conciertos, incursiones televisivas y todo un caleidoscopio depurado con ritmo y muchas ganas de huir de lo fácil y del lugar común. Tras la feria de las vanidades, del descenso a los infiernos de la droga, del circo mediático y amarillista y de héroes y villanos, tristeza y sombras de melodrama componen un documento sobre la necesidad de aprender a vivir y, quizás, a morir.