Stromboli. Tierra de dios
 1950.107m .Italia.Director: Roberto Rossellini Reparto: Ingrid Bergman, Mario Vitale, Renzo Cesana, Mario Sponzo, Roberto Onorati, Gaetano Famularo Coproducción. Drama.Salas: Bonifaz. Filmoteca de Cantabria. Hasta el domingo.

Una mujer, una mirada y la tierra. No se puede pedir más si se busca la raíz, lo telúrico, la desgarradura, la búsqueda de un lugar en el mundo. ‘Stromboli’ es pura atmósfera, una fugaz hendidura bajo el volcán, donde todo es lava y extrañeza y otredad y distancia. La primera visualización en pantalla del vínculo pasional nacido entre Ingrid Bergman y Rossellini no gustó a los críticos en su origen, quizás influenciados por el escándalo social puritano que rodeó a la pareja. Pero esta mirada fundacional del neorrealismo es un poema sobre esos lazos muchas veces invisibles e inasibles entre el hombre y la naturaleza.

Lo que importa no es tanto lo que se ve como el desgarro interior, el vértigo existencial, la opresión y la angustia de la mujer y su entorno, en uno de los retratos sobre la soledad más intensos que se han rodado. Isla y volcán, elementos simbólicos, desmesura y derrame, realismo y metáfora, en un diálogo permanente que va acercando a la protagonista al espectador. Alguna de las hermosas escenas de una Ingrid Bergman y su belleza, en comunión y alianza con la naturaleza, frente al mundo hostil constituyen verdaderos iconos de la historia del cine. En ciertos  momentos recuerda al Bergman de ‘Como en un espejo’ donde el interrogante de dios, la introspección del pensamiento y la hondura visual escenifican una interacción humana con el paisaje que parece contradecir la sencillez y la depuración del estilo. Rossellini, tras inaugurar el neorrealismo con cintas como ‘Roma città aperta’ o ‘Alemania año cero’, optó por el simbolismo, por indagar desde un escenario aislado, amenazante, pequeño, localista en la idea de lo foráneo, extranjero, sin perder de vista la herida de la Segunda Guerra mundial y el camino nuevo abierto en Europa.

El director de ‘Camarada (Paisà)’, que en principio pensó en su musa Anna Magnani, cambió de protagonista sin saber que más tarde iban a confluir ficción, azar y destino en una confusa frontera entre los juicios morales que rodearon a la protagonista y su director y los que encarna su personaje en la película. Pero más allá de ese terreno abonado por las enciclopedias del subtexto, ‘Stromboli’ subraya su condición de estado fuera de sitio, de tierra de nadie, ni siquiera de dios, de un tiempo que agoniza, de cruce de vidas atravesadas por una ensoñación documentalista donde lo real parece fantasía, y viceversa, incluyendo las escenas costumbristas de la pesca del atún y la erupción verdadera del volcán. Orografía emocional y desapego, supervivencia y dolor. La piedra negra y la piel pálida en una colisión mística que hace del cine  enigma y deslumbramiento.
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