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Guillermo Balbona

Fuera de campo

Embarazosos afectos

Tully 
2018 94 min.EE UU. Dirección: Jason Reitman. Guion.Diablo Cody.
Música: Rob Simonsen. Fotografía: Eric Steelberg.
Reparto: Charlize Theron,  Mackenzie Davis,  Mark Duplass,  Emily Haine,  Ron Livingston, Elaine Tan,  Maddie Dixon-Poirier,  Lia Frankland. Género: Comedia 
Salas: Cinesa y Peñacastillo

Su cáscara de comedia dramática es inconstante e intermitente, como si le tomara el pulso a la vida a un ritmo entrecortado. Su trasfondo es amargo, intenso y delata ese duelo entre la aceptación o el rechazo de una vida construida no siempre por voluntad propia. Pero, por encima de todo, ‘Tully’ es el festival interpretativo rotundo de una actriz, Charlize Theron. El reto de transformarse físicamente ya lo había aceptado en ‘Monster’ y el resultado fue un Oscar. Aquí el desafío es mayor porque al encarnar a una madre embarazada de su tercera hija, amargada y «varada como una ballena», el verdadero cambio es interior. Y ahí la actriz se devora sin compasión y despliega todas sus armas de tal modo que su personaje, no perfilado del todo, adquiere una dimensión poderosa. Entre ‘Juno’ y ‘Young adult’ –ésta también protagonizada por Theron– lo último de Jason Reitman es un cuento de madre buscándose a sí misma y a su lugar en el mundo, irregular pero siempre interesante. Su factor brillante radica en la lucidez que emana de las texturas de su escritura, una vez más de la guionista Diablo Cody. En apariencia se plantea la crisis post parto, la depresión maternal, la soledad que subyace a una aparente normalidad anodina y vulgar. Pero ‘Tully’, que juega a película indie, entre guiños musicales y ropaje de producción modesta es, sobre todo , una pieza de cámara con actriz dentro, omnipresente y siempre en su sitio. Las colaboraciones Cody/Reitman poseen un halo especial. El filme desprende una carga existencial curiosa, a modo de retrato global del presente, que universaliza su apuesta. Diálogos certeros, juegos transparentes que en otros resultarían mero artificio (el encuentro de la madre y la hija en la bañera, por ejemplo) a lo que se suma la capacidad de Charlize Theron para evitar subrayados melodramáticos o dejar que el aparatoso historial físico de su personaje se le vaya de las manos. ‘Tully’, tras ese continuo estado clínico e historial del cansancio físico y mental, en realidad es un diagnóstico familiar de afectos: los escondidos, los truncados, los castrados, los insinuados. En esa gestación emocional y sentimental reside el encanto de una cinta que se postula cómica y patética, cruel y sutil, extraña y convencional. Entre el naturalismo emocional que desprende el festival de su protagonista, la irrupción del personaje de la joven Mackenzie Davis, que sabe aguantar el tirón de la estrella, y cierto naturalismo salvaje, ‘Tully’ edifica una burbuja sincera, ingeniosa, pegadiza, sólo amenazada por algunos giros de timón, en la que mentiras, medias verdades, y construcciones sentimentales revelan lo endeble pero necesario de sus cimientos. Una historia sobre la identidad y sus pérdidas, los afectos y sus fugas.

Guillermo Balbona comenta la actualidad cinematográfica y los estrenos de la semana

Sobre el autor

Bilbao (1962). Licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense. Ser periodista no es una profesión, sino una condición. Y siempre un oficio sobre lo cotidiano. Cambia el formato pero la perspectiva es la misma: contar historias.


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